Dilema

J. William Pearl
03 de diciembre de 2019 - 05:00 a. m.

El país y el presidente están en una encrucijada, pues el Congreso es el que aprueba los proyectos de ley presentados por el Gobierno y están, por otro lado, los nuevos alcaldes, que requieren otras cosas. ¿Qué hará el Gobierno para llenar ambas expectativas y así tener gobernabilidad?

Es evidente que los resultados del proceso de paz no eran a lo que aspiraba el partido de gobierno. Buscaba algo bastante diferente, donde sintiera que las antiguas Farc respondían por el mucho daño que hicieron a la sociedad, en lo físico y material. Buscaban que en la JEP pudieran entrar los militares y lo lograron. Lo que no pudieron lograr fue evitar que las Farc tuvieran representantes en el Congreso, como tampoco que las víctimas tuvieran representantes. De otra parte, la izquierda está muy dividida, no tiene una cabeza que los represente y guíe. Es bien probable que los una el proceso de paz y algunas otras cosas adicionales, pero existen diversas visiones de cómo se vislumbrará el país en el futuro. Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo y organizador del paro, rechazó tajantemente la convocatoria de Petro a seguir en paro. Las dos vertientes están divididas.

En el Congreso de la República están los partidos Liberal, Conservador, la U, Cambio Radical, Alianza Verde y Colombia Humana, entre otros. El Congreso en su gran mayoría es el viejo país, marcado por la lucha armada, por el clientelismo y acostumbrado a recibir mermelada, entre otras costumbres que atentan contra la democracia. En su gran mayoría representan a la vieja política, hoy en día rechazada por un electorado más joven.

En octubre 27 de este año y con la elección de alcaldes y gobernadores, se dio un gran cambio, los votantes eligieron a quienes creían firmemente que los representan correctamente, dejando atrás el conocido clientelismo, a los partidos tradicionales y algunos más nuevos, pero con iguales costumbres. Esto fue un gran cambio que aún la sociedad no asimila del todo y que tiene mucho que ver con el paro nacional que se está viviendo.

Lo difícil para el Gobierno será satisfacer al Congreso y los nuevos partidos políticos, pues si su filosofía es no dar mermelada, tendrá que dar ministerios a los tradicionales y también a los partidos que representan la nueva manera de ver la política. Esto no es una tarea fácil. Pero si el presidente Duque busca pasar a la historia, tiene en sus manos una gran oportunidad de conectarse con el nuevo país, que ya no ve a la guerrilla como una amenaza, pues este asunto lo superó y está pensando en otras necesidades, como educación y salud, entre muchos otros asuntos relevantes. Es importante que el Gobierno sepa cuánto ceder para poder gobernar no solamente sobre lo que piensa, también sobre lo que piensan los ciudadanos, es decir, un gran dilema.

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