Dios está de mi lado

Enrique Aparicio
09 de julio de 2017 - 05:55 a. m.

El consejo que les puedo dar desde aquí es que no le vayan a buscar bronca a nadie que  tenga a Dios de su lado, pues tiene usted perdida la pelea.  El tema es trillado y no se trata de aportar nuevas luces.   Ya es sabido que la humanidad ha masacrado y  acabado con vidas en nombre de Dios.  Pero antes, situemos un contexto.

Con mi amante llegamos al aeropuerto Atatürk de Estambul, nombrado en honor del padre de la Turquía moderna.  Pasear por la ciudad fue hacer un viaje en el tiempo hasta 1453.

Las huestes del Imperio Otomano estaban en las puertas de Constantinopla, en ese momento el último bastión del Imperio Romano de Oriente, cuyo emperador era Constantino XI.  El sultán  Mehmed II atacó la ciudad católica con un ejército de unos 75 a 100 mil hombres mientras Constantinopla contaba con apenas unos 8 mil.  Derrotado el ejército del emperador la historia cuenta que el sultán Mehmed II entró con su caballo hasta el altar de la gran Basílica Hagia Sophia, el sacrosanto monumento de la cristiandad en Oriente, para demostrar  la supremacía del Islam en toda esa región.  

Mehmed II se proclamó como el gran defensor del Islam, obviamente acompañado de la expansión del Imperio Otomano, es decir religión y política, la mezcla perfecta para desarrollar una invasión de territorios y mentalidades.  Su familia permaneció en el poder casi cinco siglos más.

Años después, la defensa de la fe, en este caso del Catolicismo, fue el estandarte de Carlos I de España, quien se dedicó a expandir la fe a garrotazo limpio.  En 1530 en un acto político cargado más de simbolismo que de obediencia ante el Santo Padre de ese momento, Carlos se coronó en la ciudad de Bolonia como V emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.  Europa vivía una época convulsa.  40 años antes los Reyes Católicos habían sacado a los moros de sus tierras y se seguía recordando la frase de la madre del sultán que perdió a Granada: “Lloras como mujer lo que no pudiste defender como hombre”.  El caso es que España entró en una etapa de gran poder.  Sus principales armas, los aspectos religiosos, estaban basadas en la Santa Inquisición creada en la época de sus abuelos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla.

Como queda claro con estos dos ejemplos, a lo largo de los siglos tanto los líderes del islam como los del catolicismo han manejado la fe para obtener sus metas políticas y territoriales.  Todas las grandes religiones proclaman el amor al prójimo.  ¿Es que no hemos entendido que debemos respeto a quienes piensan diferente a nosotros? ¿A quienes llaman con otro nombre al Ser Supremo?

Existen claro estás exageraciones aberrantes como cuando Bush junior, al dar la orden de atacar a Iraq, tuvo un resbalón olímpico cuando aseguro que Dios estaba con él.

En el You Tube hice tomas de Estambul o sea la Constantinopla de hace 564 años, entre otras de la basílica Hagia Sophia.

Que tenga un domingo amable.

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