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Divorcio total

Iván Mejía Álvarez
13 de septiembre de 2008 - 04:03 a. m.

Triplicar los ingresos de la Federación por todo concepto, publicidad, ropa y televisión, hacer un manejo adecuado y racional del dinero, vender una imagen de seriedad corporativa, son algunos de los logros de la gestión de Luis Bedoya.

En verdad lo ha hecho bien, sin embargo, no clasificar al Campeonato del Mundo de Sudáfrica puede llegar a ser la asignatura que marque negativamente su trabajo y el que lo condene en un futuro próximo.

Esa es la realidad, nadie recordará que consiguió más dinero y que lo manejó bien, pero si la selección fracasa, todo será un espejismo y terminará  tan cuestionado como cualquier Fina o Astudillo.

Luis Bedoya tiene entre manos, hasta el próximo martes, la decisión histórica de su mandato, sacar o no sacar a Jorge Luis Pinto como técnico de la selección. El dirigente pereirano ha solicitado unas horas de estudio, tranquilidad, cabeza fría, para meditar sobre el futuro y por eso el Comité Ejecutivo fue citado para el martes, pero cuando lleguen a él, ya el tema estará dilucidado.

Mensaje directo para el mismo Bedoya: si pretende aspirar a seguir en la pelea para ir al Mundial, pegue ya mismo el ‘timonazo’, no espere a octubre, marzo o junio, para tomar la determinación lógica y coherente, cuando no se ha terminado la primera vuelta y el tema todavía puede ser solucionado.

A Pinto se le fue el manejo de la selección de las manos y con él al frente no existe la menor posibilidad de recomponer las cargas. Es tal el grado de encono, la división interna, el malestar del equipo hacia el técnico, que esto no tiene solución a la vista. Quienes hemos podido compartir de cerca la convivencia, oír a los protagonistas, conocer los conceptos vertidos en el entorno directo, sabemos que la relación está tan desgastada, como un matrimonio que se tira los platos, se pone los cuernos y se insulta. Los jugadores no le creen su discurso táctico, no respetan su actitud hacia el grupo, están fastidiados y hartos de su lenguaje agresivo y sus regaños, en resumidas cuentas, no lo soportan.

Tras la Copa América, donde Colombia fue un absoluto fracaso, se le dio una nueva oportunidad a Pinto. Se le aceptó que ‘borrara’ a los generales de cuatro soles, se le aceptó recomponer a su estilo el grupo. Hoy, un año después, el tema es exactamente igual: equipo dividido, incredulidad hacia sus métodos de entrenamiento, irrespeto hacia sus decisiones tácticas, malestar con el preparador físico, críticas hacia sus convocatorias y a la utilización del personal. En definitiva, ese “matrimonio”  no tiene arreglo.

Pinto ya pidió ‘borrar’ otra generación, ahora quiere ‘cargarse’ a los coroneles. Y mañana serán los capitanes y después los sargentos...

Señor Bedoya: ¿para qué aplazar hasta octubre lo que se puede hacer ya? Usted sabe bien que Pinto no va a cambiar, él es así, genio y figura hasta la sepultura, y lo otro es simplemente darle largas a una decisión que va a tener que tomar hoy o mañana o pasado mañana.

Al final de cuentas, siendo bien pragmáticos, no será  la primera ni la última pareja que se separa…

 

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