Dosis máxima de populismo

Nicolás Rodríguez
26 de octubre de 2018 - 09:42 p. m.

Conocido el sondeo hecho por la Corporación ATS (Acción Técnica Social) a 1.903 personas consumidoras de sustancias psicoactivas, los resultados corroboran lo esperado tras la implementación del decreto que persigue la dosis mínima.

Ni el consumo disminuyó (tampoco disminuirá), ni la Policía mejoró sus habituales abusos (también un intendente fue detenido por devolver un cargamento incompleto), ni los microtraficantes amanecieron convertidos en una ONG. Todo lo contrario.

El consumo simplemente se hizo más difícil entre los estratos bajos. Los policías no escucharon cuando les explicaron (¿qué podía salir mal con el famosísimo certificado de adicto?) y en cambio sí saltaron a incautar y a imponer multas.

No extraña, por tanto, que más de la mitad de los involucrados en sanciones se vieran obligados a darle dinero al policía de turno. Ahora la droga sube de precio y los que consumen la vuelven a comprar en situaciones de riesgo y desventaja. Y esto apenas empieza.

No tardará el ministro de la Defensa en afirmar que las madres y los padres les están ganando la batalla a las drogas. En su afán por liberar espacios públicos del olor a marihuana, el decreto fortalece la criminalidad y viola el derecho a la libre personalidad.

Tampoco se dirá que el decreto es completamente inocuo. Además de la Policía y el microtráfico, también el presidente Duque y sus índices de popularidad sacaron provecho de la medida.

La ministra de Justicia, para aligerar con algo de humor, pidió entre tanto nuevos enfoques en la lucha contra las drogas. Desde ese Ministerio afirmaron que “los países consumidores deben ser grandes aliados para combatir el flagelo de la drogadicción y los delitos que este conlleva”.

Pues bien, el primer ministro Justin Trudeau podría acudir al grito de auxilio con menos populismo y algo de sensatez. Para el canadiense, tras legalizar la marihuana y regular su consumo, los criminales pierden poder y los jóvenes están a salvo. El Estado, además, se hace más rico.

 

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