Drogas y jetabulario

Manuel Drezner
05 de julio de 2009 - 11:44 p. m.

Una palabra que no es castiza pero que debería existir, es jetabulario, que se refiere a quienes tienen un vocabulario limitado a decir cada dos palabras algo soez.

Así se podría resumir la adaptación y el montaje de Trainspotting, que se presenta en el Teatro Libre de Chapinero, bajo la dirección de Mario Duarte. Esta obra está basada en una novela que tuvo mucho éxito del escocés Irving Welsh que fue llevada al cine por  Danny Boyle, el mismo de Slumdog millionaire. La adaptación teatral que hizo Harry Gibson es anterior a la cinta y ésta ha sido representada con éxito en muchos países. Para la versión criolla entendemos que se trasladó el ambiente del Edimburgo original a un barrio bogotano, pero eso no fue muy claro en la representación que vi.

La palabra inglesa del título, Trainspotting, es una  forma de describir la búsqueda de una vena para inyectarse droga y precisamente la pieza se refiere a un grupo de drogadictos que no tienen ninguna esperanza en el futuro. Pero la adaptación teatral lleva al extremo la procacidad de los protagonistas: no pasan diez segundos sin que se oiga por lo menos un ajo, o un hijuetal o un malparido y ese es el jetabulario a que se hace referencia y que tiene la virtud no de escandalizar sino de volverse indiferente. Es posible que la novela (que no conozco) sea igual de grosera, pero hay que recordar que lo que es aguantable cuando está impreso, no siempre lo es sobre un escenario. El problema de la droga es real y el de los jóvenes aislados de la sociedad no lo es menos, pero esta obra sólo nos muestra un episodio en esas áridas vidas de los personajes, sin que se ofrezca ninguna solución, ya que en el burgués final traído de los cabellos no está esa solución. No ayuda mucho, la decisión de haber hecho este montaje en una forma frenética, siempre en tono mayor y sin ningunos matices, ya que todo es un grito continuo que resta a la impresión que debería causar la obra. Si el montaje hubiera sido más matizado, si las cosas se dijeran un tanto más pasito, seguramente la impresión dejada sería mucho mayor de la que se logró. Por otra parte se ha introducido un acompañamiento musical a un volumen tan excesivo que cuando la música toca, no se oye lo que los actores están diciendo.

Todo lo anterior indica que hubo buenas intenciones pero con resultados que no estuvieron a la altura de ellas. Es posible que este montaje sea una obra en desarrollo y si ello es así, sería bueno que se reflexionara sobre lo que se dijo.

 

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