Duque contra los radicales

Jorge Eduardo Espinosa
13 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

Muchos nos seguimos preguntando si el discurso del presidente del Congreso, Ernesto Macías, fue conocido previamente por el presidente Iván Duque. Algunos otros, sanamente escépticos, consideran que preguntarlo es ingenuo, inocentón, pendejo incluso. Asumen, de entrada, que no es posible que Duque no estuviera enterado y que, incluso si no lo estaba, daría igual porque, a la larga, estaría de acuerdo con el tono y el contenido del discurso de Macías. Quienes así piensan, creen también que el Gobierno y el Centro Democrático no son dos fuerzas distintas, sino una entidad monolítica que, aunque diferentes en el tono, son idénticas en el fondo. Esto, invariablemente, tendría una consecuencia: Duque no será un Santos recargado. Seguirá mandando el “presidente eterno” y el presidente de turno, que es el joven Duque, solo será la cara visible de los deseos del líder. Yo, sin embargo, tengo razones para creer que las cosas pueden ser distintas, y que los días del gobierno en ejercicio terminarán demostrando que los estilos son irreconciliables.

Recordemos que, en 2016, el activista de la ultraderecha Ricardo Puentes escribió en su pasquín que Iván Duque no era otra cosa que el caballo de Troya del Centro Democrático, y que su militancia desataría las fuerzas de la izquierda dentro del partido (sí, literal, así lo cree). Este episodio, que pareció aislado en su momento, llevó al señor Puentes a renunciar al partido con el argumento de que no era suficiente ser anti-Farc, sino también y sobre todo ser anti-izquierda. “Ni José Obdulio ni Duque son anti-izquierda”, repetía Puentes. En esa misma línea de locura, Puentes ha creído siempre que es ridículo que desmovilizados del M-19 como Bustamante hagan parte del partido, y que, atención, el nombre de Centro Democrático es un homenaje el Centralismo Democrático de Lenin.

Y acá la cosa se pone buena: para la línea dura de Puentes, que en mi opinión es la misma del senador Macías, de María del Rosario Guerra, de María Fernanda Cabal, de Paola Holguín, de Carlos Felipe Mejía... el presidente Duque representa a la izquierda del CD, esa misma que leyendo cuidadosamente a Lenin logró organizar el régimen interno del partido para convertirlo, poco a poco, en un partido revolucionario. La pregunta obvia es si el señor Puentes es apenas un loquito que a nadie representa, o si su manera de entender el mundo es, con ciertas moderaciones, la de un segmento nada despreciable del partido. Ahora, ¿cuáles son, en opinión de estos radicales, los pecados de Duque? Todo empieza por Óscar Naranjo, quien reemplazó a Vargas Lleras en la Vicepresidencia, una jugada santista que a Duque le pareció acertada en su momento. Y claro, el evidente pasado santista y liberal de Duque. No le perdonan el tono conciliador y las posturas moderadas, que las tuvo, en asuntos como el matrimonio igualitario y la despenalización de las drogas.

Pero sobre todo no le perdonan su carácter, que no haya gritado jamás que Santos era un comunista camuflado, que Sergio Jaramillo era un castrista redomado, que Timochenko y Santos habían pactado “suspender las elecciones para entregarle el poder a las Farc” (cosa que Macías, que es una caricatura de sí mismo, dijo en su cuenta de Twitter). Y ese carácter no cambiará ahora que está en el poder, al contrario, se aferrará más a su ser, se convertirá en el escudo protector de un presidente que no odia todavía, de un político que tiene la convicción de que las mezquindades, las pequeñeces de señores como Macías, no le sirven a él como gobernante, no le sirven al país. Esa misma, creo, es la tesis del ala más radical del partido, que desde antes del primer tiempo ya le estaba anunciando a Duque cómo es que debe comportarse, a quiénes debe perseguir y cómo debe hacerlo. Para los ricardo puentes del Centro Democrático, a Duque le falta odiar, le falta ambición para gobernar con venganza, para decir sin asomo de vergüenza que solo hay un país posible: aquel en el que solo existan ellos, aquel que elimine toda la diferencia.

Yo creo que esa es una virtud de Duque. Ellos creen que esa es su cruz.

@espinosaradio

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar