75 años del Día de la Victoria en Europa

El Espectador
09 de mayo de 2020 - 05:00 a. m.
Tres cuartos de siglo después de la Segunda Guerra Mundial, el balance de lo aprendido no parece ser el mejor. / Foto: AFP
Tres cuartos de siglo después de la Segunda Guerra Mundial, el balance de lo aprendido no parece ser el mejor. / Foto: AFP

La conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa ha quedado relegada por la crisis de la pandemia. Lo anterior no debe impedir que se reflexione sobre las principales consecuencias que dejó la conflagración bélica y el mundo que se inició tras ella. Para las nuevas generaciones, lo que sucedió entonces parece no tener mayor relevancia; sin embargo, las lecciones aprendidas no pueden ser olvidadas. No se repite en vano que quien olvida el pasado está condenado a repetirlo.

La megalomanía de Adolf Hitler, quien quiso instaurar un Tercer Imperio (Reich) alemán sobre la base de la tiranía, la xenofobia y el racismo, arrastró a su paso a los demás países del viejo continente a la destrucción y la barbarie. La firme posición en defensa de las libertades y la democracia de Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Charles de Gaulle impidió que el nazismo y el fascismo se impusieran como ideología. Capítulo aparte merece Stalin, pues a pesar de que la Unión Soviética pagó el precio más alto durante el conflicto, el interés de su líder fue defender la dictadura comunista. La primera gran consecuencia del conflicto bélico fue la muerte de 50 a 60 millones de personas, en su gran mayoría población civil. No solo por quienes perecieron directamente como consecuencia de las acciones bélicas, sino los cerca de seis millones de judíos asesinados durante el holocausto, así como tres millones más de personas de otras etnias y nacionalidades. La mayoría de los altos dirigentes nazis responsables fueron enjuiciados y ajusticiados luego del proceso de Núremberg.

La nueva Europa que surgió luego de la rendición de Alemania ante los aliados terminó de perfilarse con el fin del conflicto bélico en el Pacífico, tras la rendición de Japón, unos meses más tarde. Dentro del nuevo orden establecido un gran número de cosas cambiaron para siempre, con el deseo de que jamás se repitiera la historia. El que el continente europeo hubiera sido sacudido por dos guerras en un solo siglo requería generar nuevos esquemas de unidad y cooperación internacional. De allí surgieron la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la adopción de una Declaración de los Derechos Humanos; sin embargo, lejos de lograr la paz absoluta, con la terminación de un conflicto se dio inicio a otro: la Guerra Fría. Los Estados Unidos y la URRS, que surgieron como las dos grandes superpotencias vencedoras, se enfrentaron para imponer su ideología. Además, se creó el Estado de Israel, lo que dio origen al conflicto árabe-israelí, que sigue sin resolverse.

De otro lado, se estructuró un nuevo sistema financiero internacional en Breton Woods, del cual hacen parte el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Así mismo, se puso en práctica el Plan Marshall para reconstruir Europa occidental. Más adelante, el deseo de buscar nuevos esquemas de cooperación multilateral permitió la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero —de la que hacían parte especial dos viejos enemigos: Francia y Alemania—, la cual llevaría a la creación de la Unión Europea.

Tres cuartos de siglo después, el balance de lo aprendido no parece ser el mejor. Hay cosas positivas que resaltar, como el hecho de que no se haya vuelto a presentar una nueva conflagración mundial, que se haya evitado una guerra nuclear y que se hayan logrado importantes mejoras en materia económica y social. No obstante, proliferaron conflictos regionales en Corea, Vietnam, Medio Oriente, África y otros lugares del globo. Han surgido nuevos nacionalismos populistas, aumentan la xenofobia y el racismo.

En medio de la pandemia surge la pregunta de si el nuevo mundo que se perfila lo hará sobre la base de la cooperación y el entendimiento, en la medida en que hoy en día algunos países, que entonces lucharon por el multilateralismo, prefieren volver a transitar la senda del unilateralismo y el proteccionismo.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Por favor, considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.

Por El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar