Buenas noticias para la ciencia

El Espectador
11 de diciembre de 2019 - 05:00 a. m.
Es claro que para enfrentar los retos inmediatos de la emergencia climática y de un mundo automatizado, nuestro país debe convertirse en un espacio fértil para la ciencia. ¿Lo lograremos? / Ilustración: Getty Images
Es claro que para enfrentar los retos inmediatos de la emergencia climática y de un mundo automatizado, nuestro país debe convertirse en un espacio fértil para la ciencia. ¿Lo lograremos? / Ilustración: Getty Images

La Misión Internacional de Sabios lo solicitó, el presidente Iván Duque lo prometió, el Congreso cumplió con su parte y desde la semana pasada el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación tiene sanción presidencial. Después de años (y años) en los que expertos, académicos y científicos solicitaron subir de nivel a Colciencias para poder organizar mejor la inversión en ese sector, tan esencial para el país y tan poco desarrollado por los gobiernos, hay motivos para creer en una apuesta seria hacia el futuro. Eso, sumado a las recomendaciones de la Misión de Sabios, habla de voluntad política y capacidades intelectuales para sacar adelante este proyecto. ¿Vendrán también las inversiones, incluyendo los aportes desde el sector privado?

Después de diez meses de trabajo, los 45 expertos nacionales y extranjeros que fueron convocados a la Misión le entregaron al Gobierno sus hallazgos. Como dijo Clemente Forero, coordinador de la Misión, el objetivo es “un país donde todos los niños y niñas puedan estudiar, tomar agua del río (...), un país libre de violencia donde se pueda salir de casa sin miedo, donde convivamos entre todos y cuidemos a los animales. Un país sin hambre que recibe bien a los inmigrantes, donde las basuras se conviertan en abono y la ciencia nos permita ver cosas fantásticas”. Transversalmente a esa visión deseable de Colombia está la educación y la inversión en las ciencias como proyecto de vida viable para quienes quieren dedicarse a producir conocimiento. Es claro que para enfrentar los retos inmediatos de la emergencia climática y de un mundo automatizado, nuestro país debe convertirse en un espacio fértil para la ciencia. ¿Lo lograremos?

Lo interesante del documento de la Misión es que está lleno de consideraciones prácticas. Dice, por ejemplo, que debemos convertir en la más alta prioridad la educación de cero a cinco años, para lo que será necesario invertir no el 10 % de las regalías, como dice la Constitución, sino el 25 % de regalías en educación para la primera infancia en las regiones. Además propone crear un Instituto Superior de Investigación en Educación y Alta Formación de Maestros (IeSI), que sirva para incentivar la investigación en los docentes, lo que genera contenido y mejora la educación que recibirán todos los estudiantes de Colombia.

Para lograr financiar todo lo anterior, además de la necesaria actualización del sistema educativo superior, la Misión hizo énfasis en la coordinación entre el Estado, el sector educativo y el sector privado. Por eso propone la creación de incentivos a las grandes empresas que aporten en la investigación, bajar impuestos por innovación a las pequeñas y medianas empresas (pymes), cofinanciar la investigación y el desarrollo con las grandes empresas a largo plazo y abrir convocatorias para que estas sirvan de ancla en proyectos con pymes. De funcionar, podríamos ver cómo se altera (y se expande) el panorama de la investigación científica en Colombia.

El ancla esencial de este proyecto es el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Según dijo Diego Fernando Hernández, director de Colciencias, en Semana, “la entidad cuenta con $392.000 millones para 2020, de los cuales 90 % son para inversión, es decir, $26.000 millones para funcionamiento… Lo que ha dicho el presidente, y está anunciado en el Plan Nacional de Desarrollo, es que queremos llevar la inversión al 1,5 % del PIB, que representa $16,2 billones”. El detalle estará en cómo se realizan esas inversiones, pues ya en el pasado el sector ha criticado la repartición de los recursos. Es momento de crear una nueva dinámica de incentivos a largo plazo, para que la mentalidad de todo el Estado se modifique hacia la priorización de la ciencia como producto colombiano. Ya habrá tiempo para esos análisis, pero, por ahora, el nuevo año en Colombia arrancará con una buena noticia para la ciencia.

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