Comenzar de nuevo

Si algo le han enseñado a Colombia tantos años de conflicto armado es el valor de responder con serenidad a la violencia irracional. La administración de Iván Duque ha demostrado esta semana, con gran acierto, que en los peores momentos hay una manera de defender las instituciones sin perder los estribos. Es justo lo que el país necesita en estos momentos de incertidumbre, dolor y rabia.

El Espectador
20 de enero de 2019 - 05:30 a. m.

Desde que se supo del atentado en la Escuela General Santander, el presidente Duque se puso con su equipo al mando de la situación. Y tal vez más importante aún, optó por la firmeza racional, en medio de las respuestas airadas de sus copartidarios. No dio manotazos en la mesa, no habló de venganza, no perdió el norte, no olvidó que representa al país entero y a su institucionalidad. En cambio, llamó a la unión, supervisó las investigaciones y ha maniobrado con calma.

Celebramos ese manejo de una situación tan difícil. Mientras los terroristas buscaban desestabilizar, crear caos y fomentar el miedo, desde la Presidencia el mensaje fue opuesto: somos un país que respeta las normas, con instituciones sólidas y líderes que actúan con cabeza fría.

El siguiente mensaje, en esa línea, debe ser el de seguir apostándole a la paz. No permitamos, como escribió Weildler Guerra en El Espectador este sábado, que el terror haga que los colombianos “no puedan distinguir entre la guerra y la paz”.

Es mucho lo que ha cambiado en Colombia desde el acuerdo con la guerrilla. Los desmovilizados de las Farc que han respetado lo pactado están en procesos de reinserción que deben ser blindados por la ciudadanía. Desde el Congreso, además, el partido FARC ha demostrado que la violencia no tiene lugar en la política. Siempre habrá quienes no quieran que eso suceda, pero ya demostramos que sí es posible y por eso no debemos desistir.

Al lidiar con el Eln, la administración Duque puso condiciones claras y coherentes con el mandato que recibió en las urnas. Sin embargo, el Eln —como dijo el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, el viernes— “no ha hecho ninguna manifestación de su voluntad de paz”. Antes bien, con el atentado de esta semana la cerró con un portazo. Por eso, a nadie puede extrañar que el presidente Duque, previa consulta con la comunidad internacional, haya decidido levantar la mesa de conversaciones con el Eln.

Pero ¿dónde nos deja esta situación frente al empeño de alcanzar la paz, que el propio presidente reiteró en su alocución del viernes? Si bien el momento es crítico y justifica las respuestas vehementes a esta afrenta condenable, el Gobierno no debería cerrar todas las vías de comunicación con el Eln. En el proceso con las Farc también hubo un ala guerrerista que quiso sabotear los diálogos: todavía recordamos a los 11 soldados asesinados por esta guerrilla en el Cauca en el 2015. La respuesta, hoy como entonces, debe ser de mano firme con los empecinados en la violencia y comunicación con el ala más política de la guerrilla. Ya funcionó en una ocasión, y que el levantamiento de la mesa no haya sido a los empellones deja un pequeño hilo, muy delgado eso sí, de esperanza.

Quienes aún creen que el terrorismo consigue resultados deben entender lo que las Farc comprendieron al final: atentar contra la población no muestra fortaleza, sino una desconexión absoluta con los colombianos que cierra puertas y perpetúa la guerra y sus dolorosas consecuencias. La respuesta a ellos no puede ser otra que toda la fuerza del Estado en su contra.

A quienes entienden que la batalla política tiene que darse por fuera de la violencia, en cambio, la institucionalidad debe dejarles una puerta sin seguro a la espera de los gestos contundentes de voluntad de paz que ahora se requieren para volver a abrirla, ojalá más pronto que tarde. Colombia sigue sedienta de paz.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar