El conflicto sigue

Qué ruin es la lógica del conflicto, esa que decide recibir a un nuevo gobierno arreciando los ataques y creando zozobra en toda Colombia. El Eln vuelve a demostrar su capacidad sanguinaria, como si tantos años de violencia no fuesen ilustración suficiente, y han puesto entre la espada y la pared los diálogos de paz.

El Espectador
13 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

En días recientes vimos una seguidilla de noticias angustiosas. El secuestro de cuatro policías y dos civiles en el Chocó; el secuestro de tres militares en Arauca, zona donde en abril ya habían secuestrado a dos personas: José Leonardo Ataya Rodríguez, el gerente de la Empresa Municipal de Servicios Públicos de Arauca, y Rafael Andrés Riaño Ravelo, contratista de Ecopetrol, y la denuncia por parte de la Defensoría del Pueblo de que por lo menos 24 menores de edad han sido reclutados en seis meses por esa guerrilla. Lo anterior sin contar la masacre de El Tarra, en Norte de Santander, de la cual ese grupo es sospechoso.

¿Esa es la voluntad de paz de la guerrilla?

La ambivalencia es tan frustrante que la Fiscalía expidió órdenes de captura en contra cinco integrantes del Comando Central del Eln (Coce) y otros 11 comandantes de los frentes de guerra. La orden contra Pablo Beltrán, líder negociador del Eln en La Habana, se encuentra suspendida, pero cabe preguntarse cuánto tiempo aguantará esa situación.

Según Martha Yaneth Mancera, directora de la Unidad de Desmantelamiento de Organizaciones Criminales de la Fiscalía, “el Eln continúa reclutando niños, niñas y adolescentes con una política (de reclutamiento de menores) que va desde el Comando Central hasta los comandantes de los diferentes frentes de guerra”. El ente investigador habla de un total de 71 menores reclutados. “Se pudo comprobar que estos niños fueron sometidos a que fueran los guardianes de los secuestrados”, dijo la fiscal.

Entonces, la guerra continúa. Hizo bien el presidente Iván Duque en exigir la liberación “de manera rápida y sin condiciones” de los secuestrados para continuar con el proceso de paz. La guerrilla ha dicho que está en contactos con la Cruz Roja para cumplir con esa petición, pero es necesario hacer la pregunta: ¿sigue siendo necesaria tanta sangre?

Según fuentes consultadas por La Silla Vacía, la administración de Juan Manuel Santos se fue frustrada de La Habana pues los diálogos tienen tres obstáculos. El primero, que el cese del fuego pone en aprietos al Eln en las zonas donde está disputándose el territorio con otros actores ilegales, como El Catatumbo. El segundo, que la guerrilla exigió que no haya más líderes sociales asesinados, condición que el Estado no puede cumplir dada su demostrada incapacidad. Tercero, la exigencia de un protocolo de participación ciudadana en las negociaciones.

Esa es la realidad que enfrenta el gobierno Duque, que está evaluando cómo proseguir con los diálogos. Con esta bienvenida, el Eln nos recuerda un pasado que todos los colombianos queremos ver superado. Precisamente porque la lógica del conflicto es tan ruin, consideramos imperioso apostarle a la paz. Pero que el Eln entienda, de una buena vez, que no puede seguir comportándose como siempre, a menos que quiera más años de confrontación.

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Por El Espectador

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