El Estado como aliado del empresario y el empleo

El Espectador
14 de mayo de 2020 - 05:00 a. m.
Una mano de asistencia en este momento puede ser la diferencia entre la quiebra y la subsistencia. / Ilustración: iStock
Una mano de asistencia en este momento puede ser la diferencia entre la quiebra y la subsistencia. / Ilustración: iStock

El programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF), anunciado por el Gobierno para ayudar a los empresarios en mayo, junio y julio, es una buena medida que va en la dirección correcta para aliviar la carga del coronavirus en los colombianos. Tras críticas razonadas, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, anunció que está considerando el mecanismo para incluir en el programa a las empresas constituidas por personas naturales, lo que es una excelente noticia para tantos colombianos que se sintieron injustamente excluidos. ¿Vendrán más medidas de este estilo que permitan inyectarles fuerza al mercado y el empleo nacionales en la crisis?

El PAEF, que comenzará inscripciones el próximo lunes 18 de mayo y tendrá la primera consignación esperada a final de mes, promete entregar un subsidio del 40 % del salario mínimo a todos los trabajadores de las empresas que hayan tenido una disminución del 20 % en su facturación. Se trata de un giro directo que reconoce la gravedad de la situación económica y que ubica al Estado como un aliado de los empresarios para frenar el aumento del desempleo que se viene observando debido a la reducción del consumo. Es también la respuesta a los clamores de distintos sectores que venían solicitándole al Gobierno tomar medidas de alivio que en verdad los ayudaran. Aún hay quienes consideran que son subsidios demasiado tímidos, pero en todo caso son una transferencia de recursos histórica que debería servir de ejemplo, esperamos, para futuras intervenciones.

Tan pronto se anunció el decreto, se despertó una fuerte polémica, pues en los requisitos para acceder al PAEF está el ser persona jurídica. Eso deja por fuera la realidad de muchos pequeños empresarios que lo hacen como personas naturales. Como explicó el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, se calcula que unos 336.000 empresarios utilizan esta modalidad, con más de 800.000 trabajadores. No tiene ningún sentido excluirlos. Además, es de esperar que esas pequeñas empresas sean las más golpeadas por la crisis económica y, al mismo tiempo, las que más beneficios pueden obtener de la ayuda del Estado. Una mano de asistencia en este momento puede ser la diferencia entre la quiebra y la subsistencia.

Por fortuna, el Gobierno está escuchando. El ministro Carrasquilla dijo que “desde el sector comercio y otros sectores ha llegado ese comentario y estamos estudiándolo con toda la conciencia de que hay un número importante de empleos que tienen que ser protegidos con el espíritu de la norma. Entiendo la crítica y la estamos trabajando”. Ayer se anunció la modificación para permitir que estas personas accedan al subsidio.

El otro gran interrogante en todo este debate son los empleados informales. Llegar a ellos es difícil precisamente por la falta de formalización, pero sus necesidades deben ser tenidas en cuenta si los colombianos van a ser rescatados de la crisis económica. Aunque las transferencias de recursos a través de programas sociales ha sido generosa, todavía falta una respuesta coherente e integral para esta población. También es un buen momento, por ejemplo, para crear incentivos de formalización a través de la necesidad de acceso a los subsidios. Si el Gobierno continúa explorando soluciones creativas y ambiciosas, la economía nacional puede terminar transformada de maneras benéficas a pesar de la pandemia. La pregunta siempre es la misma: ¿habrá la voluntad política de permitir que el Estado ocupe un rol mayor en la protección de todos los colombianos?

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