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El fútbol no puede estar por encima de todo

27 de mayo de 2020 - 05:00 a. m.
El afán de algunos directivos ha llevado a utilizar nuevas formas de presión, como si la popularidad del fútbol fuera razón suficiente para pasar por encima de las previsiones de salud. / Foto: El Espectador -
El afán de algunos directivos ha llevado a utilizar nuevas formas de presión, como si la popularidad del fútbol fuera razón suficiente para pasar por encima de las previsiones de salud. / Foto: El Espectador -
Foto: Cristian Garavito

Los directivos del fútbol colombiano pretenden que el Gobierno nacional autorice lo antes posible su retorno. Con ese propósito, la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y la División Mayor del Fútbol (Dimayor) presentaron un protocolo de bioseguridad que está siendo objeto de análisis y aprobación por parte del Ministerio de Salud, luego de las observaciones formuladas por el Ministerio del Deporte y la Asociación de Futbolistas a través de la mesa de expertos convocada con este propósito. El afán de algunos directivos, sin embargo, ha llevado a utilizar nuevas formas de presión, como si la popularidad del fútbol fuera razón suficiente para pasar por encima de las previsiones de salud que han tenido que seguir todos los sectores antes de su paulatino retorno a la actividad.

En buena hora, el Gobierno nacional detuvo el conato de rebelión de los últimos días, señalando que la decisión del retorno del fútbol se adoptará de acuerdo con las opiniones de los expertos infectólogos y epidemiólogos que guían la estrategia nacional contra el COVID-19, asegurando que la salud de los jugadores y su entorno está por encima de los intereses económicos y políticos, como dijo el presidente Duque.

Algunos directivos, empero, siguen insistiendo en su posición, descalificando a quienes se opongan a sus intereses, con posiciones tan peregrinas como que el ministro de Salud y sus asesores “no saben de fútbol”. Eso, al mismo tiempo que gradúan de experto al senador Álvaro Uribe Vélez, quien aprovechó la ocasión para convocar, el pasado jueves, a una reunión con algunos directivos de los clubes, la FCF y la Dimayor, en la que logró que participaran tres viceministros del despacho. Tras muchas adulaciones y elogios mutuos, al término de la reunión, el senador dictaminó que el fútbol debía retornar a entrenamientos en junio y que los partidos se deberían reanudar en julio.

La sugerencia, con sabor a orden, del senador Uribe no fue recibida en el Gobierno con el beneplácito que esos directivos esperaban. El ministro del Deporte, Ernesto Lucena, detuvo esta intromisión politiquera con una carta al presidente de la FCF en la que dejó claro que “a partir de la fecha es indispensable que cualquier comunicación, decisión o solicitud se maneje de forma directa y exclusiva entre la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol y el Ministerio del Deporte”.

El fútbol no puede estar por encima de las medidas de salud pública que se están adoptando por cuenta de la emergencia sanitaria. No todo vale para que el gran negocio que representa se ponga en marcha de nuevo. Y mucho menos si solamente contempla el retorno del fútbol de primera división, como si el torneo de ascenso y la liga femenina, por no ser rentables, no debieran siquiera ser considerados para retornar a sus actividades. Esto a pesar de que el mismo ministro del Deporte ha insistido en que el fútbol es uno solo y, por lo tanto, debe brindar las mismas garantías para todos.

Todas estas presiones, sumadas a actitudes despóticas y arrogantes, defensa de intereses privados relacionados con el canal WIN+, división entre los directivos, desconocimiento de grupos de interés que hacen parte esencial del fútbol (técnicos, árbitros, futbolistas) o solicitudes al Ministerio de Trabajo de autorizaciones para suspender los contratos de trabajo de los jugadores, entre otras, dificultan la formulación concertada de propuestas, como se ha logrado en otros países, para mitigar el impacto negativo que ha sufrido el fútbol en esta pandemia.

La forma para que el fútbol pueda retornar de manera segura y buscando el bienestar general es dar vida a la propuesta del Gobierno de convocar una gran mesa en la que participen todos los actores del fútbol, donde se identifique el mejor camino a seguir para lograr su salvación de largo plazo.

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