En esta crisis, ¿por qué no la paz?

El Espectador
31 de marzo de 2020 - 05:00 a. m.
No es momento de falsas esperanzas, pero hay buenos indicios sobre la oportunidad de sentarse a dialogar con el Eln. / Foto: Cortesía - Víctor de Currea Lugo
No es momento de falsas esperanzas, pero hay buenos indicios sobre la oportunidad de sentarse a dialogar con el Eln. / Foto: Cortesía - Víctor de Currea Lugo

La crisis del COVID-19 puede convertirse en una inusual oportunidad para avanzar en la reapertura de los diálogos de paz con el Eln. Con el nombramiento de dos gestores de paz por parte del Gobierno Nacional y la declaración de un cese unilateral al fuego por parte de los insurgentes, de repente nos encontramos, después de mucho tiempo, en un ambiente propicio para conversar. ¿Estará dispuesta la dirección del Eln a dejar a un lado la arrogancia de los últimos años y tomar la mano extendida por la administración de Iván Duque?

No es momento de falsas esperanzas. Hemos escrito ya varios editoriales de este mismo estilo: el Gobierno ofrece una rama de olivo, parándose sobre inamovibles comprensibles, solo para que la guerrilla del Eln conteste con violencia, discursos caducos e irracionalidad. Sin embargo, la apuesta por la paz requiere una terca insistencia en que dialogar es la salida. Si se logró con las Farc después de tantos pasos en falso, ¿por qué no hacer un nuevo esfuerzo para silenciar más fusiles? Sería esa una noticia fantástica para un país lidiando con la cuarentena y el inminente golpe económico.

La administración de Iván Duque tomó una decisión acertada esta semana. Después de que varias voces en el mundo político, en la sociedad civil e incluso en este mismo espacio lo socilitáramos, el Gobierno restableció el nombramiento como “gestores de paz” a Gerardo Bermúdez, conocido como Francisco Galán, y Carlos Velandia, recordado como Felipe Torres, exmiembros del Eln. Ambos habían perdido esa denominación con el atentado del Eln a la Escuela General Santander, lo que terminó en la captura de Galán por un crimen que ocurrió mientras él estaba en la cárcel.

No se trata de un reconocimiento gratuito. Como dijo Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz, en un comunicado de su oficina, tanto Galán como Torres “han demostrado con su comportamiento en este tiempo un cambio, ese cambio que todos los colombianos necesitamos hacer y especialmente todos esos grupos armados que pretenden seguir obstaculizando el ejercicio y la presencia del Estado en momentos en que todos necesitamos que estemos unidos en la preservación de la vida”. Ahora, desde la sociedad civil, seguirán intentando tender puentes para una posible paz con la insurgencia.

Ahí es donde entra la otra noticia de esta semana. En un comunicado, el Eln decretó un cese unilateral activo al fuego durante un mes, a partir del 1° hasta el 30 de abril, motivado por el coronavirus. Si bien siguieron con los ataques retóricos contra el Gobierno, los incumplimientos que ven en el Estado y los supuestos motivos de su lucha, se trata de una realidad material que no puede desaprovecharse: ¿y si logramos que ese silencio de las armas se prolongue?

El Eln debería entender que el país necesita concentrarse por un largo tiempo en enfrentar la crisis del COVID-19. Si escuchan el clamor de la sociedad civil, dejan el ego al lado y aceptan conversar con la administración Duque, estarían haciendo un gran aporte a Colombia. ¿Por qué no ahora?

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