Los afrocolombianos de 2010

DEBERÍA SOBRAR UN RECONOCImiento a los afrocolombianos más destacados del año.

El Espectador
27 de diciembre de 2010 - 11:00 p. m.

Sin embargo, el miedo y la torpeza han hecho que el color de la piel siga encarnando absurdas discriminaciones. Distinguir a aquellos que han sabido ir contra la corriente es una forma tanto de reconocer un esfuerzo individual, como de dar un mensaje social que reverse, en alguna medida, la segregación. No es fácil enfrentar las fuerzas regresivas de la ignorancia y la intolerancia, pero tampoco es imposible. Y si bien es cierto que no todos cargan de igual forma con el peso colectivo, también es cierto que los logros de los miembros de grupos tradicionalmente excluidos son logros de todos y, por tanto, esperanza para todos. Cuando hay quienes no sólo se muestran como iguales, sino como mejores, queda claro, para todos aquellos que insisten en aferrarse a sus prejuicios, que por más que intenten hacerlos realidad, éstos son cuando mucho ficción. En todos los campos —no sólo en el deporte— los afrocolombianos se destacan y no de cualquier manera.

No es cualquier cosa que Bonnie Prado Pino, joven ingeniera chocoana, esté trabajando para la Nasa en una investigación sobre aceleración gravitacional, ni que Raúl Cuero, Ph.D en Microbiología, tenga bajo su dirección otro proyecto sobre biogénesis extraterrestre y cuente con más de 100 artículos publicados y 19 invenciones patentadas. Tampoco es despreciable que William Libardo Murillo, cirujano plástico, además de una carrera admirable, haya logrado este año el milagro del reimplante de mano a una joven que la había perdido hacía unas horas, ni que Alfonso Múnera, Ph.D. en Historia, haya sido el historiador insignia de la población afrocolombiana en la conmemoración del Bicentenario. En el campo del servicio público los logros son igualmente monumentales: están Paula Moreno Zapata, ex ministra de Cultura, y su nueva valoración de la diversidad cultural en el país, y Jairo Eligio Orobio, capitán de corbeta, edecán del Vicepresidente de la República este año, profesional en las ciencias navales y prontamente oceanógrafo.

Estos, sólo unos nombres entre otros. Magistrados, empresarios y educadores conforman también la lista de carreras memorables. El premio Vida y Obra lo recibieron el subdirector del diario La Opinión de Cúcuta y mentor de varias generaciones periodísticas, Cicerón Flórez Moya, y el más grande escritor afrocolombiano vivo, Arnoldo Palacios, autor imprescindible para la memoria social popular. Grandes maestros ambos y grandes las perspectivas de los más jóvenes que desean seguir su ejemplo. De eso se trató precisamente la selección de los afrocolombianos de 2010 de El Espectador y la Fundación Color de Colombia publicada este lunes: de establecer logros para ser emulados por los que hasta ahora comienzan. Es más fácil creer que se puede lograr cuando se sabe que otros ya han recorrido con éxito el camino.

Mostrar la cara de progreso de la población negra, de nuevo, no implica negar la pobreza y la discriminación que tristemente campean en el país y que requieren de importantes políticas publicas para resolverse. Resaltar lo alcanzado pretende sólo dar una imagen más completa de la realidad afrocolombiana destacando sus avances, pues son éstos los que abren las puertas a los nuevos. Ojalá no tardemos mucho en celebrar la llegada del primer negro a la Presidencia del país —bien sea hombre o bien mujer—, y que las diferencias raciales pasen a ser una mala anécdota del pasado. Los líderes afrocolombianos aceleran este proceso. Por ello, les damos las gracias.

 

Por El Espectador

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