Los criminales y Nicolás Maduro

El Espectador
08 de septiembre de 2019 - 05:00 a. m.
Es importante que un país pacifista como el nuestro ventile este tipo de situaciones ante las instancias multilaterales pertinentes. / Foto: EFE
Es importante que un país pacifista como el nuestro ventile este tipo de situaciones ante las instancias multilaterales pertinentes. / Foto: EFE

Según el Gobierno, el rearme y apoyo financiero para el inicio de la nueva insensatez guerrera de Iván Márquez y compañía se le debe a Nicolás Maduro. No solo se le ha permitido al Eln actuar impunemente desde territorio venezolano, sino que desde allá se ha auspiciado la alianza entre este grupo y los disidentes de las Farc para causar daño en Colombia. De esta manera, el régimen del país vecino actúa contra nuestro país y se afianza como protector de organizaciones terroristas, incluida Hezbolá.

“No estamos ante el nacimiento de una nueva guerrilla, sino frente a las amenazas criminales de una banda de narcoterroristas que cuentan con el albergue y el apoyo de la dictadura de Nicolás Maduro”. La frase del presidente Iván Duque revive la acusación formulada desde que el socialismo del siglo XXI llegó al poder. Ante las evidencias presentadas en la OEA, en 2010, Hugo Chávez rompió relaciones con Colombia. Más adelante, y frente al creciente autoritarismo, la relación se deterioró y colapsó ante la deriva dictatorial de Maduro. En julio pasado, durante el Foro de São Paulo, en Caracas, Maduro dio la bienvenida a Venezuela a los excomandantes de las Farc distanciados de la reincorporación. La reciente reacción de Caracas ha sido la de aumentar, una vez más, la tensión en la frontera con un irresponsable despliegue militar. La respuesta del presidente Duque ha sido de nuevo la correcta: no caer en provocaciones innecesarias.

Duque tiene la legitimidad suficiente para continuar señalando la amenaza que representa Nicolás Maduro, no solo para la paz y la estabilidad regional, sino para Colombia. La vía diplomática debe ser el único camino viable para que cese la horrible noche en el país vecino. Tras la denuncia formulada el año pasado ante la Corte Penal Internacional para que se investigue al ocupante de Miraflores por delitos de lesa humanidad, se hará un señalamiento formal ante la ONU. En los próximos días, durante su Asamblea General, Duque va a denunciar a Maduro por “proteger y patrocinar a terroristas colombianos”. Aunque es muy poco probable que haya consecuencias directas por parte de la ONU, dado el apoyo que Rusia y China le brindan al régimen de Caracas, es importante que un país pacifista como el nuestro ventile este tipo de situaciones ante las instancias multilaterales pertinentes.

Por su parte, el gobierno legítimo de Juan Guaidó ha jugado dos cartas dentro de su estrategia para lograr la salida de Maduro del poder. La primera ha sido la de aceptar un diálogo con representantes del régimen, a pesar de que no se ven posibilidades de éxito, dados los infructuosos antecedentes registrados. De otro lado, el presidente encargado activó un mecanismo diplomático en desuso, en el marco de la OEA. Hace unas semanas la Asamblea Nacional aprobó la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que se mantiene desde la Guerra Fría, el cual, eventualmente, podría tener aplicación en la actual coyuntura que atraviesa Venezuela y dada su relación conflictiva con los países de la región.

El TIAR establece que “un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado americano será considerado como un ataque contra todos los Estados americanos (…) En consecuencia, cada una de dichas partes contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque, en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”.

Aún es temprano para especular sobre la viabilidad de este instrumento jurídico, del que hacen parte unos 15 países. Con el paso del tiempo se podrá saber si es aplicable a la situación que se vive en Venezuela, si conviene revivirlo y cuáles serían las medidas o acciones a realizar, así como las consecuencias que se deriven de estas.

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