Nada para celebrar en la elección brasileña

El Espectador
30 de octubre de 2018 - 06:30 a. m.
Después de un período de populismo de izquierda, el péndulo regresa para impulsar el populismo de derecha. En el medio, los países siguen de crisis en crisis sin planes de largo plazo que logren crecimiento y estabilidad. Las divisiones internas, además, se agudizan. / Foto: AFP
Después de un período de populismo de izquierda, el péndulo regresa para impulsar el populismo de derecha. En el medio, los países siguen de crisis en crisis sin planes de largo plazo que logren crecimiento y estabilidad. Las divisiones internas, además, se agudizan. / Foto: AFP
Foto: AFP - MAURO PIMENTEL

Pese a sus comentarios abiertamente racistas, misóginos, homofóbicos y con desdén hacia el imperio de la ley, y pese a haber sido durante mucho tiempo un personaje marginal en la política, utilizado como chiste en programas de sátira, Jair Bolsonaro es el nuevo presidente de Brasil. Esta historia ya la hemos visto antes.

El triunfo fue, además, contundente. Por la vía democrática, 57’797.800 brasileños, el 55 % del electorado que salió a las urnas en la segunda vuelta, votó por Bolsonaro. Fernando Haddad, candidato por descarte al que recurrió de urgencia el Partido de los Trabajadores cuando el expresidente Lula da Silva quedó inhabilitado por estar en la cárcel, obtuvo poco más de 47 millones de votos, un 44 %. No hay duda: la mayoría de los brasileños se sintieron cómodos diciendo “él sí”, contrariando la campaña contra Bolsonaro que suplicaba “él no”.

De cómo entendamos lo ocurrido depende en gran medida el futuro de las democracias en América Latina y en el mundo entero. Por un lado, hay que decir lo obvio: puede que Bolsonaro se aplaque una vez llegue al cargo. Hemos visto innumerables casos en donde las campañas sacan la peor retórica de quienes, una vez coronados, adquieren un discurso técnico y menos incendiario. Por el bien de Brasil y la región, ojalá así sea.

Sin embargo, es difícil olvidar cuáles fueron los incendios que generó Bolsonaro en su carrera política. “El error de la dictadura fue torturar y no matar”; “no hacen nada (las comunidades negras). Más de US$1.000 millones al año estamos gastando en ellos. No sirven ni para procrear”; “tengo cinco hijos: fueron cuatro hombres, ahí en el quinto me dio una debilidad y vino una mujer”, son algunas de sus declaraciones. Más claro rara vez cantan los gallos.

Es cierto que los brasileños están castigando a una clase política podrida. La destitución de Dilma Rousseff, el encarcelamiento de Lula da Silva y un Congreso con más de la mitad de sus miembros investigados por sobornos, lavado de activos y múltiples actos de corrupción han dejado a las personas hartas. Es entendible.

El problema es que la respuesta ha sido el populismo. Son irresponsables los políticos colombianos y latinoamericanos que celebran con aplausos cerrados el triunfo de Bolsonaro. ¿Acaso olvidan que las razones que lo llevaron a la Presidencia del Brasil son análogas a las que entronizaron a Hugo Chávez en Venezuela? Después de un período de populismo de izquierda, el péndulo regresa para impulsar el populismo de derecha. En el medio, los países siguen de crisis en crisis sin planes de largo plazo que logren crecimiento y estabilidad. Las divisiones internas, además, se agudizan. ¿Es eso lo que queremos?

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, fue vehemente en felicitar a Bolsonaro. Ya hemos visto lo que sus instintos autoritarios han intentado hacer en el país del norte. ¿Hacia allá se va a mover la región, ahora que la economía más importante le ha dado su voto a alguien del talante de Bolsonaro?

Habrá que, por supuesto, esperar. La actitud del presidente Iván Duque, en ese sentido, ha sido apropiada: Colombia no puede enemistarse de entrada con Brasil. Pero las señales de esperanza son pocas. Vienen tiempos difíciles, eso sí es seguro.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar