Que la mirada de los sabios llegue a la acción

El Espectador
12 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.
En esta Colombia de comisiones de expertos que publican informes que terminan engavetados, confiamos en que esta vez las conclusiones dictarán la política pública nacional. / Foto: Ministerio de Educación
En esta Colombia de comisiones de expertos que publican informes que terminan engavetados, confiamos en que esta vez las conclusiones dictarán la política pública nacional. / Foto: Ministerio de Educación

Encargar a una serie de expertos reconocidos en distintas áreas de la producción de conocimiento para que piensen el país e identifiquen sus deudas con la ciencia, tecnología e innovación es una excelente idea. El Gobierno Nacional acertó, también, en la elección de quienes serán los llamados a realizar esta reflexión. La gran pregunta es, en esta Colombia de comisiones de expertos que publican informes que terminan engavetados, si algo de lo que se produzca en estos diez meses de sesiones terminará dictando la política pública nacional.

Con ocasión del bicentenario de la Independencia, la administración de Iván Duque decidió revivir una figura que ya se había usado en los años 90: una Misión de Sabios. En palabras del presidente, durante el evento de lanzamiento la semana pasada, “hoy nace, en el marco del bicentenario, una nueva Misión de Sabios, excepcional, y que tiene como objetivo examinar lo que hemos sido, lo que somos y lo que tenemos que ser en materia de ciencia, tecnología e innovación”.

No se trata de un tema menor. Aunque en Colombia es difícil encontrar a un político que niegue la importancia de la ciencia y la tecnología en el futuro del país, eso rara vez se ha visto soportado en las políticas públicas o en las asignaciones presupuestales. En la memoria nacional está vivo el recuerdo de la administración de Juan Manuel Santos que, al ver regalías no ejecutadas en el rubro de ciencia y tecnología, decidió usarlas para financiar la construcción de las 4G. Eso demuestra dónde están las prioridades.

¿Será distinto en esta ocasión? El presidente dijo que el trabajo de los sabios irá de la mano con el Plan Nacional de Desarrollo, de tal manera que las propuestas se vean traducidas a políticas públicas. Ojalá así sea.

La misión quedó conformada por 14 mujeres y 29 hombres, distribuidos en varias subcomisiones que incluyen, entre otras, una de biotecnología, otra de bioeconomía y medio ambiente, y una de tecnologías convergentes.

Durante el anuncio de la creación de la misión, Moisés Wasserman, quien hace parte de ella, dijo que “el desarrollo no se mide con las reservas de oro en el banco central, sino con el potencial de la nación para dar respuesta a retos y problemas cada vez más complejos”. Y agregó: “La misión que nos encomiendan es una inmensa responsabilidad y estamos conscientes de ella y muy agradecidos. Ojalá no seamos inferiores al reto y podamos contribuir a que la ciencia, la tecnología y la innovación no permanezcan ajenas a la cultura y el desarrollo del país”.

La sostenibilidad de Colombia en el largo plazo depende de su capacidad para transformar su economía hacia la producción de conocimiento y tecnología. Con el inminente fin de las reservas del petróleo y la revolución industrial que se avecina de la mano de la inteligencia artificial, la esperanza del país reside en que los colombianos puedan construir proyectos de vida alrededor de esas áreas productivas.

Celebramos la iniciativa del Gobierno. Pero es solo el primer paso. Sin voluntad política, la misión puede quedar en otro informe más. Esperamos que eso no sea lo que ocurra.

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Por El Espectador

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