Que no queden dudas

La elección que se llevará a cabo el próximo domingo 27 de mayo promete ser una de las más concurridas en la historia de nuestra democracia. La baja abstención en las elecciones al Congreso, unida a una contienda agitada y que ha representado a sectores de la sociedad usualmente marginados de estos procesos, invita a tener la esperanza de que muchos colombianos saldrán a depositar sus votos. Por eso, es importante que las preguntas que han surgido recientemente sobre la transparencia de los comicios sean solucionadas con prontitud. 

El Espectador
21 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

En las elecciones al Congreso hubo dos problemas que causaron incomodidad. Por una parte, la ausencia de suficientes tarjetones para las consultas que terminaron eligiendo a Iván Duque y Gustavo Petro como candidatos a la Presidencia. Aunque ese día el problema no pasó a mayores dado que los triunfos de ambos fueron contundentes e incuestionables, las imágenes de colombianos sacando fotocopias de los tarjetones vulneran innecesariamente la confianza en las instituciones. Es claro que algo así no puede ocurrir de nuevo. 

Pero, tal vez más importante fue el segundo problema: las quejas por los escrutinios. A finales de abril, la Misión de Observación Electoral (MOE) se lamentó públicamente de que la Registraduría, hasta entonces no había dado la información necesaria para hacer una auditoría de los escrutinios para el Congreso. Esa es la clase de situaciones que no se pueden presentar.

Ahora, a menos de una semana de las elecciones, hay dos situaciones que deben ser atendidas con urgencia. Por una parte, las preguntas sobre los testigos electorales falsos que, según la Registraduría, ya se está verificando. Por otra, el discurso adoptado por el candidato Gustavo Petro acerca de por qué no habrá verificación internacional.

Sobre esto último, esperamos que el Gobierno Nacional y la Registraduría expliquen, como han venido haciendo, cuáles son los mecanismos adoptados para garantizar la transparencia electoral. También invitamos a todas las campañas a que, independientemente del resultado, su actitud sea crítica, pero no incendiaria. Desde ya hay discursos que parecen querer invocar la idea del fraude electoral, para lo cual no nos parece que haya indicios suficientes.

Más allá de la institucionalidad, es importante que los grupos armados ilegales no ejerzan su influencia. La MOE denunció que hay, por lo menos, 76 municipios en 17 departamentos con riesgo de recibir constreñimientos. En la Colombia del posconflicto, orgullosa de sus elecciones en paz, no puede haber manchas en este sentido.

Ha sido una contienda electoral tensionante, con discursos apasionados y, en ocasiones, polarizantes. Eso es señal de una democracia que por fin se sacudió el conflicto armado y se viene centrando en la ideología. Pero, precisamente por el interés de los colombianos en la campaña, las elecciones deben transcurrir sin ningún pero. Que no quepa duda de que en el país se respetan las reglas. 
 

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Por El Espectador

 

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