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Rechazo total

No deja de sorprender que en Colombia los discursos que intentan reivindicar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres sean tan aislados.

El Espectador
09 de enero de 2014 - 09:51 p. m.

Rechazados, incluso, tachados muchas veces de extremos y exagerados, como si ya todo estuviera bien respecto a las mujeres y la autonomía sobre sus cuerpos.

Pero la realidad nos muestra en distintas dimensiones, unas más finas que otras, que muchas mujeres están desprovistas aún de esos derechos. Se ve desde lo más alto de la esfera política: por ejemplo, en esas intentonas retrógradas de prohibir el aborto en los tres casos que la Corte Constitucional avaló interpretando lo que la Constitución dice y manda. Pero se manifiesta mucho más crudo en hechos como los que tuvimos que enfrentar ayer: la supuesta violación de una adolescente que luce inconsciente mientras filman, en tono de burla, un video en el que un joven (al parecer de nombre Julio) la accede carnalmente sin su consentimiento.

Dos jóvenes filman la cosa y se divierten: se ríen de ella, le piden al presunto violador que le dé un beso, uno de ellos pide ser el siguiente, discuten su destino. No sólo deciden sobre su cuerpo mientras ella está absorta en la nada (probablemente drogada), sino que también planean cómo deshacerse de su presencia una vez termine la actividad. Una marca imborrable y perpetua para ella. Una, según su actitud perversa, que además graban como premio, que resulta divertida para ellos: “Quítese la camisa para que se vea bien Rambo”, se escucha. Un juego.

No contentos con haberla violado, estos desquiciados suben además el contenido a una red social y, encima, lo reivindican: “Yo soy el que habla en el video y el que lo grabó, ¿algún problema?”, se lee en la cuenta de Facebook de uno de ellos. Tan machos, pues. No sólo sí hay un problema: esto es una seguidilla de actuaciones estúpidas y criminales que rayan ya con el absurdo. Pero eso es lo que en una sociedad germina cuando nadie dice nada, y a quien lo dice se le tacha de exagerado.

Las autoridades investigan en este momento la autenticidad del video. ¿Es veraz?, preguntan algunos. No importa. Así fuera falso su contenido, el mensaje, para una sociedad machista como esta, es terrible: es justificar que un hombre puede disponer sobre el cuerpo y la vida de una mujer. Y no. Esperamos que así como en casos de gente “importante”, como cuando pusieron preso en poco tiempo a un joven que parodiaba en Facebook pidiendo la cabeza de uno de los hijos del expresidente Álvaro Uribe, las autoridades sean veloces e intrépidas también en este caso, mucho más grave.

Lo triste, sin embargo, es que una sociedad permita que cosas como esta pasen. ¿Qué clase de crianza y enseñanzas tienen estos tres jóvenes? ¿Por qué les puede parecer divertido publicar algo así? ¿No entienden que están sometiendo a una persona inocente a una doble victimización y a un trauma, probablemente de por vida? ¿Cuándo podremos hablar de una sociedad que no rechace a sus mujeres de esta forma?

Si la frase ridícula de una personalidad como Andrés Jaramillo provocó la indignación de varios sectores, algo como esto, de una gravedad muchísimo mayor, debe calar más profundo en el rol de hombres y mujeres. El rechazo debe ser total, manifestándose no sólo en la abstención de ver el video o compartirlo, sino en verdaderas campañas masivas sobre las mujeres, sus cuerpos y sus derechos sexuales y reproductivos. No existe una muestra más clara, ni más grotesca, ni más oscura como esta de que, en ese aspecto, hemos fracasado rotundamente como sociedad.

Por El Espectador

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