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Un histórico acuerdo con luces y sombras

15 de agosto de 2020 - 05:00 a. m.
En caso de que Arabia Saudita apoye el acuerdo entre Israel y EUA, los palestinos quedarán en una compleja situación. / Fotos: AFP
En caso de que Arabia Saudita apoye el acuerdo entre Israel y EUA, los palestinos quedarán en una compleja situación. / Fotos: AFP
Foto: AFP - Agencia AFP

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un importante acuerdo, Abraham, entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU), que se podría convertir en una opción de paz más amplia en esta convulsionada zona del mundo. Sin embargo, la decisión deja por fuera a los palestinos, que no fueron consultados y la consideran una puñalada por la espalda, iniciando manifestaciones contra la misma. Hay que esperar la reacción de Arabia Saudita, el país árabe más importante de la región, que no se ha pronunciado aún.

El acuerdo es, sin lugar a dudas, un triunfo internacional para el gobierno de Donald Trump, con miras a las elecciones de noviembre, así como para Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, asediado por varias crisis internas. A pesar de que se suspende la anexión de parte de Cisjordania, el propio Netanyahu mencionó que más adelante retomará este controversial asunto. De momento se regulariza la relación que EAU ha adelantado con Israel en los últimos años, con visita de Netanyahu a Omán, en 2018. Los EAU no han estado formalmente en guerra contra el Estado judío, por lo cual los analistas consideran que difícilmente se puede hablar de un acuerdo de paz. Estos tres actores, además, tienen en común un objetivo estratégico: estructurar un frente contra Irán, país chiíta que amenaza a las monarquías sunitas del Golfo Pérsico. Egipto, Omán y Baréin han apoyado la propuesta. Hasta ahí, y de acuerdo con sus respectivos intereses, todos ganan.

La situación se vuelve más compleja al incorporar a otros actores claves dentro del ajedrez en Oriente Medio. Los principales afectados, los palestinos, de inmediato expresaron su indignación, no solo con manifestaciones en Jerusalén, Nablus y Hebrón, sino al pedir una reunión inmediata de la Liga Árabe, en El Cairo, para exigir el respeto a la decisión de que ningún país árabe reconocerá a Israel mientras no se haya establecido formalmente un Estado palestino. Desde ese momento, tanto Egipto, 1979, como Jordania, 1994, han firmado sendos acuerdos con Israel, con lo que se busca que otros países árabes puedan seguir el ejemplo, como podría suceder con Baréin, Sudán o Marruecos. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) calificó el acuerdo como una “traición” y como la legitimación de la ocupación por parte de Israel en Cisjordania. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pidió a EAU que se retracte ante este “asalto a los derechos de los palestinos”. Mientras tanto en Gaza, Mushir al Masri, líder de Hamás, grupo fundamentalista que gobierna de facto la franja desde 2007, dijo que Palestina declaraba su unidad y solidez.

La posición más esperada es la de Arabia Saudita, país que tiene no solo una gran importancia entre sus pares de la región, sino que ha apoyado la aspiración de los palestinos de obtener un Estado propio sobre la base de las resoluciones de Naciones Unidas. Todo indica que cualquier decisión saudí se expresará más adelante, mientras espera la reacción de los otros países del golfo, de los demás países árabes, así como de Irán y Turquía. En caso de que la monarquía saudí apoye el acuerdo, los palestinos quedarán en una compleja situación, abandonados por algunos de los aliados más importantes de su causa. Este compromiso no menciona la solución de los dos Estados, ni ofrece garantías para la creación de un Estado palestino, tal y como lo estableció la ONU dentro de las fronteras anteriores a 1967 y con capital en Jerusalén Este.

Donald Trump presenta el acuerdo como un paso más dentro de su plan de paz para la región. Quiere darle la dimensión de un acontecimiento similar a Camp David, que lo coloque como un gran estadista internacional, algo de lo cual está muy lejos de llegar a ser. Adicionalmente, falta ver si mantiene la presidencia en noviembre o si hay un cambio de gobierno, caso en el cual se revivirá un mayor acercamiento con los palestinos, para que la deseada paz incluya a todos los actores implicados.

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