Un paso atrás para las denuncias de violencia sexual

07 de mayo de 2021 - 10:00 p. m.
La decisión del Tribunal de Bogotá en el caso de Ciro Guerra atenta contra la libertad de prensa y contra las víctimas que acuden al periodismo para denunciar. / Foto: El Espectador
La decisión del Tribunal de Bogotá en el caso de Ciro Guerra atenta contra la libertad de prensa y contra las víctimas que acuden al periodismo para denunciar. / Foto: El Espectador
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

Pronto se cumple el plazo que el Tribunal Superior de Bogotá les dio a las periodistas Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño para que rectifiquen una publicación con denuncias de violencia sexual contra el director de cine Ciro Guerra. Es una decisión desafortunada que atenta contra la libertad de prensa y contra las víctimas de violencia sexual que acuden al periodismo para contar sus historias.

En el reportaje original, publicado por la revista Volcánicas en junio del año pasado, siete mujeres denunciaron acoso sexual de Guerra, y una más, el abuso sexual, en hechos que habrían ocurrido entre 2013 y 2019. Guerra interpuso una tutela que fue negada en primera instancia y luego impugnó la decisión. Ahora, el Tribunal Superior de Bogotá acaba de fallar en contra de las periodistas, les ordenó rectificar y afirmó que su reportaje desconoció los principios de veracidad e imparcialidad, afectando el buen nombre, la honra y la presunción de inocencia de Guerra.

Aunque el juez no pidió que se retire el reportaje, ni que se diga que las denuncias son falsas, la decisión es preocupante por varias razones. Primero, desacredita la voz de las víctimas al cuestionar la veracidad de sus testimonios, indicando que se debió contrastar con otras fuentes de información –a pesar de que las periodistas sí entrevistaron a otros testigos e incluyeron material documental–. Además, el juez entró a reprochar los métodos y las formas de expresión de las periodistas, acusándolas de hacer juicios de valor, “asumir una actitud parcializada” e inducir a “equivocaciones”, pues guerra no ha sido condenado por los hechos denunciados. Más grave, se exigió más información sobre las víctimas para corroborar los relatos, poniendo en riesgo sus identidades.

Más allá de que el reportaje es, en palabras de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), “extenso, detallado e incorpora los más altos estándares de rigurosidad periodística”, no es función de los jueces calificar el ejercicio periodístico y mucho menos determinar cuáles son los métodos de reportería más adecuados en cada caso, algo que atenta directamente contra la independencia periodística. Además, como explicó Ana Bejarano, abogada de Ruiz-Navarro, a El Espectador, la petición de incluir más información, “desde el punto de vista de las personas que son las fuentes de este reportaje, sería una vulneración a sus derechos, porque decidieron hablar de manera reservada”. Entregar esa información a Guerra violaría las reglas de protección de la identidad de las víctimas de violencia sexual.

Extrañamente, el juez parece desconocer que un pronunciamiento que abra la puerta para reducir esa protección puede censurar de antemano y hacia el futuro el trabajo de todos los periodistas y de sus fuentes, que pueden sentir temor a denunciar si no tienen la garantía de que van a poder conservar su anonimato.

Ya hemos expresado en este espacio que la verdad procesal no es la única que existe, y menos cuando hablamos sobre delitos de violencia sexual, donde la impunidad se calcula cercana al 90 %. ¿No se puede denunciar si no hay una sentencia o un proceso judicial de por medio?

Las presuntas víctimas de Guerra les dijeron a las periodistas que no quieren denunciar penalmente al cineasta y es fácil entender por qué. Porque el sistema judicial las revictimiza y las somete a procesos eternos, y porque cuando lo hacen son estigmatizadas, sus testimonios son puestos en duda –como acaba de suceder– y sus vidas terminan marcadas por la denuncia.

Ante esos temores fundados, el periodismo es el llamado a dar a conocer este tipo de casos. Hacerlo no es juzgar ni condenar –como insinúa el juez–, sino reconocer que estos testimonios tienen que ser parte del debate público y abrir un espacio a las víctimas que suelen estar condenadas al silencio.

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Nota 2: Este editorial se modificó de una versión inicial porque tenía más la fecha de los términos.

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Carlos(63194)10 May 2021 - 1:27 a. m.
El Espectador ha tomado la postura de que la presunción de inocencia en este tipo de casos no importa, y que las mujeres denunciantes tienen la absoluta verdad sobre lo que pasó, y no pueden ser cuestionadas. Guerra pasa a ser juzgado y condenado por los medios, quienes parecen estar sobre la justicia en estos asuntos. La imparcialidad debería aplicarse en todos los temas que trata este medio.
Jonatan(99451)9 May 2021 - 10:42 p. m.
No puedo estar de acuerdo con que la presunción de inocencia se vaya al cuerno. Si guerra abusó de estás mujeres debe ser condenado en juicio con todas las garantías procesales que correspondan
Arturo(82083)9 May 2021 - 2:05 a. m.
Las presuntas victimas de Guerra no lo denunciaron penalmente para poder permanecer en el anonimato y evitar los "fundados temores" de que sus vidas terminaran "marcadas por la denuncia" Pero sus representantes morales, las periodistas, si lo juzgaron moralmente, y lo condenaron, con lo cual la vida de Guerra quedo marcada por dicha denuncia, con el agravante de que no hay un estrado moral ante
  • Arturo(82083)9 May 2021 - 2:23 a. m.
    el cual Guerra pudiera rebatir las acusaciones. Si como dice el editorialista"el periodismo es el llamado a dar a conocer este tipo de casos"debe ser ecuanime, evitando proteger con el anonimato a las presuntas victimas y al mismo tiempo mancillar la honra del presunto victimario mencionando su nombre. En otras palabras, las periodistas debieron denunciar a un"conocido director de cine"no a Guerra
Didier(12213)9 May 2021 - 1:30 a. m.
Con qué valor denuncian si encuentran jueces de esta índole? Por eso la mayoría de abusos no se denuncian. Hubo un artículo de abusos en la rama judicial y eso quedó en veremos, cuando la sal se corrompe....
Atenas(06773)8 May 2021 - 5:57 p. m.
Y ay del cartel del periodismo o de los periodistas lastrados, temedle. Y es tan abultado el cinismo de estos q' siempre parten de presumir q' la verdad verdad está con ellos por el mero hecho de presentar sus opiniones. Y señalan, instruyen, acusan, fallan y sentencian como sin lugar a apelación. Son todo un Catón. A mi juicio, el susodicho Tribunal fue claro y preciso. Cosa juzgada ya.
  • Arturo(82083)9 May 2021 - 1:52 a. m.
    Atenas es talvez el forista mas prolifico de El Espectador, capaz de expulsar diariamente toneladas de diarrea mental. Sinembargo, cuando no estan Santos ni la bodega del CD de por medio, es capaz de emitir juicios razonables. Esta es la segunda vez que estoy de acuerdo con un comentario suyo.
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