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Ejemplos a seguir, la ciudad de todos

Ana Milena Muñoz de Gaviria
04 de julio de 2012 - 11:21 p. m.

Me encontré hace unos días una interesante experiencia de trabajo público-privado en Beirut. Después de una larga guerra civil se tenía un país destruido: el centro de la ciudad estaba en ruinas, los edificios habían sido bombardeados y agujereados por balas. Por mucho tiempo fue ésta una ciudad fantasma, pero en medio de su destrucción se veía la belleza de lo que fue.

Era difícil para un gobierno lleno de problemas políticos y sociales hacer el proyecto urbano y arquitectónico de reconstrucción, y fue a través del sector privado que se organizó una nueva institución de carácter mixta: Solidere. Ésta bajo el liderazgo de Rafik Hariri, quien fue más tarde primer ministro del Líbano.

Se creó entonces una empresa con recursos importantes del sector privado a los que se le sumaron los antiguos propietarios de los inmuebles de vivienda y comercio. Solidere desarrollaría entonces la infraestructura del centro de la ciudad, autopistas periféricas, vías, servicios y parques. E iniciaría el desarrollo de proyectos de interés comunal.

Para el desarrollo arquitectónico y urbanístico le dieron el marco jurídico a través de una ley de la República e igualmente le dieron las normas urbanísticas y el control para el desarrollo de esa zona de la ciudad.

Lo importante entonces fue el trabajo conjunto de distintos grupos públicos y privados que buscaban el interés común, recuperar la ciudad y hacer un desarrollo armónico. Por supuesto que había intereses económicos y estos se obtuvieron a través de obras de interés común y la obtención de nuevas tierras del mar. Fue así, por ejemplo, como el antiguo souk, el mercado, fue transformado en un centro comercial muy rentable. Igualmente los antiguos propietarios podían —después de pagar las mejoras— desarrollar proyectos en sus antiguos predios.

Esta experiencia vale la pena analizarla como trabajo público-privado para Bogotá, que en los planes del actual gobierno quiere desarrollar proyectos de renovación y densificación urbana en el centro de la ciudad. Y es que bajo reglas claras, el sector privado podría actuar, invertir y desarrollar programas de desarrollo.

Es importante que el sector privado sea parte del desarrollo en los programas de los gobiernos nacional y distrital, pues finalmente el bienestar de la gente y el desarrollo económico y urbano de nuestras ciudades deben ser de interés de todos.

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