Rabo de paja

Patria, honor, lealtad: puras mentiritas

Esteban Carlos Mejía
09 de mayo de 2020 - 05:00 a. m.

Lo que sigue no es un capítulo inédito de Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges. Es apenas una recopilación de algunas batallas olvidadas de la historia nacional.

El 16 de marzo de 1919, hace ya más de 100 años, el Ejército de Colombia abrió fuego contra una manifestación de obreros, sastres y artesanos (todos civiles) que, a los gritos de “¡pan y trabajo!”, protestaban indefensos contra las políticas conservadoras del presidente Marco Fidel Suárez. Veinte muertos, 18 heridos.

¡Patria, honor, lealtad!

A la 1:30 de la mañana del 6 de diciembre de 1928, en Ciénaga, Magdalena, soldados del Ejército de Colombia al mando del general Carlos Cortés Vargas fusilaron a una multitud de huelguistas de la United Fruit Company y sus familias (todos civiles). Un periódico de la época reportó 100 muertos y 238 heridos.

¡Patria, honor, lealtad!

El 9 de junio de 1954, tropas del Batallón Colombia, recién llegadas de la carnicería de la guerra de Corea, dispararon a mansalva y sobre seguro contra una muchedumbre de estudiantes inermes, o sea, sin armas, (todos civiles), en el centro de Bogotá. Diez estudiantes muertos, 39 heridos y dos mutilados. Las foticos en internet son escalofriantes.

¡Patria, honor, lealtad!

En la tarde del 23 de febrero de 1963, huelguistas de la fábrica de cementos El Cairo, en Santa Bárbara, Antioquia, (todos civiles), fueron atacados a balazos por el glorioso Ejército de Colombia. Doce muertos —entre ellos, una niña de 10 años— y 39 heridos.

¡Patria, honor, lealtad!

El 26 de febrero de 1971, estudiantes de universidades y colegios de bachillerato (todos civiles) protestaban en Cali contra el gobierno conservador de Misael Pastrana Borrero, último del Frente Nacional. Cuadrillas del Ejército de Colombia, cómo no, dispararon contra los manifestantes. Ocho muertos y 47 heridos, según El País, periódico godo como pocos.

¡Patria, honor, lealtad!

Años después, con la experiencia acumulada y bajo la inspiración directa o indirecta del capataz al que sus borregos aclaman como Presidente Eterno, el Ejército de Colombia se dedicó a matar a cientos (¡miles!) de civiles a los que presentaron como guerrilleros muertos en combate, una cosecha de sangre, crimen y terror que con impúdico eufemismo llaman “falsos positivos”. ¡Un derroche de patria, honor, lealtad!

¿Patria? A lo mejor, pero no la patria de la gentecita del montón.

¿Honor? Bang, bang, todos caen igual, como en la canción de Bajo Tierra.

¿Lealtad? Sí. A la pandilla ultraderechista y reaccionaria que nos mal gobierna sin remedio.

Apenas son cuatro hechos históricos. Faltan muchos más. Se pueden olvidar. No se pueden negar. Duélale al que le duela, como gritan los furibundos furibundistas.

Rabito: “Usted no se imagina el espíritu que anima a nuestros jefes militares. No son los mismos hombres que usted conoce. Son hombres que no conoce, hombres que han luchado durante mucho tiempo, que creen haber reunido muchos méritos y que ahora se sienten humillados, miserables y desesperanzados de recoger alguna vez los frutos de sus esfuerzos”. Simón Bolívar en carta a Pedro Gual, 1821.

Rabillo: “Misión: el Ejército Nacional conduce operaciones militares orientadas a defender la soberanía, la independencia y la integridad territorial y proteger a la población civil y los recursos privados y estatales para contribuir a generar un ambiente de paz, seguridad y desarrollo, que garantice el orden constitucional de la nación.” ¿En serio?

@EstebanCarlosM

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