Horizontes

El acoso sexual: una caja de Pandora

Ana Milena Muñoz de Gaviria
16 de noviembre de 2017 - 02:00 p. m.

El acoso sexual ha sido un mal histórico. Algunas personas en posiciones de poder, bien sea político, económico o moral, han abusado de aquellas que son más débiles y reemplazables, mientras que ellos no lo son. Esta es una caja de Pandora que había ocultado una práctica ignorada y normalizada.

El caso más reciente se destapó con las denuncias en Hollywood contra el productor Harvey Weinstein, cuando actrices hoy de renombre contaron su experiencia de acoso por parte de este poderoso. Con estas llegaron otras denuncias, contra James Toback y Kevin Spacey. Este destape ha generado más y más denuncias, no sólo de mujeres, también de hombres, en los medios de comunicación y las redes sociales. Y es que el acoso sexual está generalizado en todos los ámbitos y naciones, en todas las razas, sexos y edades.

Cada día hay nuevas denuncias en las iglesias. La católica ha sido una de las principales, cuando se ha conocido el abuso por miembros del clero a niños menores de edad, que han hablado ya mayores. Esto ha generado un rechazo de los últimos dos papas, Benedicto y Francisco, que han quitado de diversas posiciones a los pederastas y han pedido perdón sin encontrar una clara solución al problema. Hoy sólo hay un castigo moral y social en la opinión pública y en muchos casos una compensación económica.

Este tema ha llegado a denuncias en la política, casos en el Congreso de EE. UU. y en el Parlamento europeo, de asistentes y miembros de los equipos políticos que cuentan que no habían denunciado por miedo a perder el trabajo, a la vergüenza y a arruinar su carrera. Esto igual pasa en la empresa privada. Recientemente, un alto ejecutivo de Amazon, de cine y televisión, fue retirado de su cargo. En Estados Unidos y Europa el temor y el miedo se han ido desvaneciendo cada vez más y se conocen más casos que son castigados, si no por las leyes, por el escarnio moral y social.

Colombia no es ajena a esta práctica. La Fiscalía muestra en un informe un aumento de 8,9 % frente a 2016, y se han registrado más de 17.500 casos. Cada 22 minutos se investigan casos de esta naturaleza. De estos, 87 % son menores de edad, especialmente niñas entre diez y 13 años, cuyos agresores forman parte de la familia. Por otra parte, el acoso laboral está generalizado y se suma al acoso en las universidades y colegios. La Ley 1257 de 2008 castiga el acoso, pero, como se ve en el informe, sigue creciendo, y las denuncias no siempre terminan en penas.

Estos ejemplos de denuncias en el mundo son importantes para no seguir tolerando un mal generalizado e ignorado, pero es fundamental que toda la sociedad en su conjunto actúe para evitarlo y denunciarlo.

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