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El asesino, la masacre y el desplazado (III)

Beatriz Vanegas Athías
20 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

“Los desplazados” es un poema creado por Héctor Rojas Herazo, gran escritor colombiano nacido en Tolú, Sucre. Lo hallé en la antología que hizo el poeta Juan Manuel Roca sobre la violencia y los poetas colombianos del siglo XX que Roca tituló “La casa sin sosiego”. Me llamó particularmente la atención este poema de Rojas Herazo porque noté que sólo se encuentra en esta antología que menciono y no en las compilaciones de la obra completa de Herazo, como, por ejemplo, en “Obra poética, 1938-1995” publicada en 2013 por el Instituto Caro y Cuervo. Es un poema en el que el poeta canta (y cuenta) sobre el “hombre carnal”, es decir, el más oculto y anodino, el que justamente por su soledad, por su ansiedad y por su derrota, es el más visible.

(Oprima aquí para leer la primera parte de esta serie y aquí para leer la segunda parte).

Más de nueve millones de desplazados nombrados como “migrantes internos” por el idioma del populismo genocida del Centro Democrático (que se llamaba entonces Partido de la U) dieron vida luego de que la infame realidad se impusiera sobre el eufemismo a esa nueva y precisa palabra creación del español colombiano: Desplazado, no exiliado o despatriado; desplazado en el sentido de muertos vivientes que se saben en su país, pero al mismo tiempo entienden en su piel y en su infinito desamparo que habitan un no-país. En el poema, la voz poética habla de ellos y la infinita soledad de que está hecha su travesía: “Llegaban en montón duros y solos. / Con harapos de sueño, / con quijadas de vaca bramando entre sus ojos. / Llegaban en montón y estaban solos.”.

El poema de Rojas Herazo se fundamenta en una poética del tiempo que fue asesinado. Es una poesía en la perspectiva de la muerte del tiempo, pero también de la muerte del espacio que habitaban estos hombres que antes estaban adentro (en su casa, en su vereda, en su corregimiento, en su huerto, en su monte) y ahora están afuera, a la intemperie y a expensas de la insensibilidad de aquellos que viven bajo un techo: “Sentían, sin mirar las azoteas, / las múltiples ventanas, / el ovillo de luces, / el camino que olvida su terrón/ y se vuelve oficina y puerta seca, / cemento, sin sabor y policía”.

Hay en “Los desplazados” un futuro del dolor que el poeta articula con un pasado también del dolor, es decir del momento mismo del despojo a que fueron sometidos y que los transformó en despojados y seres caminantes con una memoria tristísima de lo que no pudieron continuar siendo: “La mujer con su esposo entre las uñas. / El hombre con su madre y con sus hijos/ nadando en su saliva y en su vientre/”.

El asesino que es erigido como héroe a partir del sarcasmo máximo del poema “La estatua de bronce” de Juan Manuel Roca, pero a quien María Mercedes Carranza llama “Sangre de Satán/ humores de momia” en el texto “18 de agosto de 1989” para enunciar desde la poesía el asesinato de Luis Carlos Galán; la masacre como un nuevo orden para distribuir la tierra, como el nuevo viento que sopla, como el imperio de pájaros que no alegran el oído sino que escupen balas, en el poema “La balada de los pájaros” de Mario Rivero; y la disolución del mundo campesino que fundó despojados o desplazados, enunciados por Rojas Herazo en su magnífico poema “Los desplazados”, constituyen una memoria poética del drama de la violencia en Colombia que es necesario difundir fuera y dentro de las aulas de clase, porque no será el periodismo colombiano, sino el arte quien como plantea Theodor Adorno en su propuesta “Educación después de Auschwitz” deberá encargarse de ello, porque el peligro de que el terror se repita, es mantenerlo lejos de nosotros y apartar con violencia a quien ose hablar del mismo, como si el culpable fuera él o ella, por ser tan poco delicado, y no los autores de los crímenes. Tal como ocurrió con la profesora caleña Sandra que puso en cuestión los 6.402 crímenes de Estado ocurridos durante las dos administraciones de Álvaro Uribe Vélez.

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Adrianus(87145)20 de abril de 2021 - 08:05 p. m.
A los asesinos les aterra que se expongan las evidencias.
Jota(18886)20 de abril de 2021 - 07:20 p. m.
Excelente y gracias
Atenas(06773)20 de abril de 2021 - 01:31 p. m.
Y cómo disfruta mi poetisa predilecta en trasladarnos sus apetencias librescas, aun cuando por lo común son fabulescas cual mentiras frescas. Y entonces renuevo mi admiración por esta poetisa q' con frecuencia desliza en mucho cañar, así como sin darse prisa mientras, pa mis adentros, por ella contengo la risa. Y procuro emularla, mas mi caletre no es de esa guisa.
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