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El cambio en E.U.

Ana Milena Muñoz de Gaviria
09 de enero de 2008 - 02:56 p. m.

Después de dos periodos presidenciales de George Bush, el pueblo de Estados Unidos quiere un cambio y así lo ha expresado en las elecciones primarias de Iowa, primer Estado que define los candidatos a la convención de los partidos Republicano y Demócrata.

Los triunfos de Mike Huckabee –antiguo gobernador de Arkansas y ex ministro bautista por el Partido Republicano– y de Barack Obama –afroamericano y senador de Illinois– sobre aspirantes como Hillary Clinton, John Edwards, McCain y Giulianni, muestran que la necesidad de un cambio es fundamental para los estadounidenses.

En el Partido Demócrata el cambio se anunció inicialmente con los mismos candidatos que lideran la contienda, pues un afroamericano y una mujer ya eran de por sí novedosos en la historia de Estados Unidos.

En cuanto al discurso,  Barack Obama, con el eslogan “Cambio en el que podemos creer” (“change we can believe in”), conquistó los votos de los independientes y de los nuevos votantes, que ven en él a una joven figura que habla de cambio con unidad en un país dividido en los últimos años por un gobierno republicano. Obama ha construido una coalición multirracial y ha realizado una campaña inteligente, sin ataques y con un mensaje claro.

En cuanto a Hillary Clinton, que quedó tercera en la votación de este Estado, después de ser la primera en la lista de favoritos, hasta ahora no ha logrado encarnar el cambio. A pesar de contar con una experiencia de sólo dos períodos como senadora, se ha visto asimilada al gobierno de su marido, Bill Clinton; su eslogan, “Listos para el cambio, Listos para liderar”, no ha logrado convencer y su presencia se lee como continuista en una línea Clinton-Bush-Clinton (Hillary). En cuanto a su discurso, ha sido considerado por muchos como complejo, caracterizado por cambios y contradicciones. Finalmente logró ahuyentar a  jóvenes y mujeres, capital con el que en un comienzo contaba al iniciarse la campaña y a quienes no logró llegarles con un discurso convincente.

En el Partido Republicano, con una variedad de opciones, han primado hasta ahora los candidatos de origen religioso sobre los de origen político; por un lado está Mitt Romney, gobernador de Massachussets y mormón, quien ha liderado la contienda hasta antes de las elecciones de Iowa y, por el otro, el ganador de éstas, Mike Huckabee, ex ministro bautista.

Huckabee hizo su discurso hablando de Dios y planteando que la campaña no se hace sólo con dinero; terminó triunfando sobre el favorito Romney en un Estado que para los republicanos es obviamente más cristiano y evangélico.

El camino hacia la Casa Blanca es largo y los resultados en este primer Estado permiten muchas elucubraciones; lo que es claro es que en Iowa primaron las promesas de cambio más que la experiencia y el statu quo; también es claro que el pueblo está en pos de un cambio generacional.

La próxima parada, en New Hampshire, es vital para los dos partidos. Hillary Clinton aspira a ser la ganadora, aunque allí la contienda parece estar  empatada con Obama. Y  en cuanto a los republicanos, se espera que McCain sea el ganador. ¿Qué podrá más? ¿La necesidad de transformaciones profundas en el pueblo estadounidense o la tradición de una maquinaria fundamental para la primera potencia del mundo?

 

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