El camino

Hernán Peláez Restrepo
27 de octubre de 2019 - 02:00 a. m.

Llegada la hora, se dice siempre cuando los plazos se cumplen, el fútbol profesional nuestro debe enfrentar el momento dentro de un espíritu conciliador, que realmente no se ha visto. En repetidas líneas he pedido elegir un camino fácil, que es el de sentarse a conversar, dejando de lado la soberbia, de lado y lado.

A González Puche, líder de Acolfutpro, los presidentes de clubes y el pasajero en la presidencia de la Dimayor, lo ven como una persona inquisidora, que les habla y critica duro. Y en consecuencia lo descartan para interlocutor. A su vez, tanto en Ministerio del Deporte y en el del Trabajo, observan los desplantes de la Dimayor, al negarse a asistir a reuniones, no para abrazarse, sino para airear puntos del petitorio ya presentado. Es bueno precisar en favor de la Federación de Fútbol, que si bien no asistió a la una última cita, sí presentó excusas por su ausencia, lo cual interpretado de forma clara es que ‘lo cortés no quita lo valiente’.

Queda claro que no es la intención esencial aumentos salariales para los jugadores, asunto del resorte propio de los contratantes de ellos, o sea los equipos. De todos esos puntos creo son claves tres: Estatuto del Jugador, que merece revisión y ajuste; el ordenamiento de los calendarios, aunque ya este 2019 tiene como jornada final el 8 de diciembre, y es importante recordar que en el pasado, los torneos concluían casi sobre las fiestas navideñas y alguna vez, el campeón de un año se vino a conocer en enero del siguiente; el otro punto bien pudiera ser la regularización de la Liga Femenina, que es interés propio de la Fifa. Y ya sabemos que la Fifa con sus afiliados, mantiene buenas migas si le hacen caso.

Las otras peticiones —no exigencias— bien pueden tener espacio en futuras conversaciones. Pedir no es pecado, en términos laborales y sentimentales. Conseguir es más complicado.

Algunos exjugadores, descalifican y hacen “revelaciones”, como pasó con Ricardo Ciciliano, el mismo que señaló a Diego Umaña, su técnico en el fútbol peruano, por procedimientos que no le gustaron. Otro como Bréiner Castillo, ya retirado, salió a contar historias totalmente antagónicas a la de Ciciliano. Es decir, ahí no radica el asunto.

El único camino es conversar, lo demás es dar vueltas. Ya centrales obreras de acá y de allá entran a apoyar las reivindicaciones laborales. El conflicto, si se quiere, va tomando cuerpo y los dirigentes de clubes deben entender que pelear con viceministros no es bueno ni da regalías.

En cambio es para reconocer que la FCF en cuatro días programó un curso de regularizacion y licencia pro nacional, en Bogotá, pagando unos $3,6 millones por inscripción y reservado para técnicos que hayan dirigido fútbol profesional. Este sí es el camino para mejorar en esa profesión, efímera muchas veces, por la relación que tiene con los resultados.

 

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