El carro varado

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Conéctese, inspírese, le pedía este fin de semana el senador Temístocles Ortega en medio del más reciente de los 27 talleres Construyendo País que no han logrado sintonizar a las regiones con el Gobierno, como tampoco han surtido el efecto propagandístico de los consejos comunales de Uribe.

Una semana antes fueron las voces en el Cauca, como la de Salomé Pérez, de 11 años, en Timbío, o las de la minga, o del gobernador de Nariño por el anuncio de uso de glifosato, o las de los estudiantes de París el año pasado, para no ir tan lejos.

Una cosa son las naturales peticiones al jefe de Estado, pero otra, la prosodia que viene acrecentándose como las vaciadas del presidente Trump por la disparada de los cultivos ilícitos, así haya habido un barniz de zanahoria, con aroma de contentillo, con la visita del canciller Pompeo.

También ha variado la escala tonal con miembros de Cambio Radical o los conservadores, que han protestado por la indiferencia legislativa del Gobierno o por el trato que reclamaba el Partido de la U, así en el fondo estén hablando de mermelada, lentejas u otros menjurjes.

Hay un trecho entre “la invitación a enderezar” y el ultimátum que le dieron Alejandro Chacón y el senador Uribe al Gobierno para que incremente los aranceles de las confecciones, como refiere La Silla Vacía.

Y detrás está el eco resonante de organismos internacionales, reforzado por el Consejo de Seguridad de la ONU para que “promulgue cuanto antes la Ley Estatutaria de la JEP”.

Todos con ganas de echar pa’lante… y el carro no prende. Hasta ese punto llega la percepción del talante presidencial.

@marioemorales y www.mariomorales.info