El comienzo

Oscar Guardiola-Rivera
13 de febrero de 2019 - 03:00 a. m.

Mientras la atención se centra en Venezuela, la situación en Brasil empeora. Sin embargo, ni a los medios corrientes ni a los gobiernos “amigos” de los Estados Unidos y el intervencionismo les interesa el rápido deterioro de los derechos humanos y la democracia en el país mas numeroso y significativo de la región.

El viernes pasado, una operación militar en la comuna Santa Teresa de Rio de Janeiro dejó un saldo de trece muertos y varios civiles heridos.  La policía alega que se encontraba allí realizando una investigación sobre estupefacientes. ¿Suena familiar? Santa Teresa hace parte de una de las tantas favelas en Rio cuya población es en su mayoria pobre y negra. Durante su campaña, Jair Bolsonaro prometió no solo dar carta blanca a la policía y las fuerzas militares en dichas zonas del país, sino también inmunidad a las fuerzas del orden mientras estas llevan a cabo masacres y genocidios. 

Más extrema, si ello es posible, parece la posición del nuevo gobernador de Río. Hace un mes,  Wilson Witzel afirmó que la policía podría usar fuerza letal contra los sospechosos, e hizo un llamado para establecer una suerte de Guantánamo para encerrar a los “terroristas”. Folha, el periódico de mayor circulación en Brasil, reportó que la mayoría de los muertos en dicha operación se habían rendido a la policía. Una ejecución extrajudicial pretende disfrazarse como “falso positivo.” “La próxima vez serán veinte muertos,” habría dicho la policía a los habitantes de la barriada, diciéndoles que.” Suena familiar.   

Al tiempo, el primer legislador federal gay en la historia del país, Jean Wylis, se vio forzado a renunciar a su cargo y dejar el país debido a amenazas específicas en su contra. Entre ellas una advertencia de que recibiría el cuerpo de su madre cortado en pedazos. ¿Suena familiar? La salida al exilio de Wylis, del izquierdista PSOL, tiene lugar en medio de un aumento sin precedentes de la violencia homofóbica relacionada con el ascenso de Jair Bolsonaro al poder.

Para culminar, un exoficial de la policía recientemente capturado ha sido señalado como el autor del asesinato político de mayor impacto en la historia reciente del Brasil. Dicho oficial haría parte de un grupo paramilitar denominado “El Comité”, responsable del homicidio de la concejal negra, izquierdista y gay, Mireille Franco. Se ha revelado que su hija y su madre han sido durante al menos los últimos diez años asalariadas de Flavio Bolsonaro, hijo del actual presidente. Es como si el primo o el hermano de un presidente colombiano hubiesen sido relacionados con grupos paramilitares encargados de llevar a cabo un magnicidio.  

En Brasil, muchos se afirman esperanzados pues un vibrante movimiento de izquierda estar’ia tomando forma en contra de esta situación. Quienes hemos decidido no olvidar la historia reciente de Colombia, que parece repetirse en otros lugares del vecindario pensamos diferente. Es apenas el comienzo.

 

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