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El concierto de Barenboim

Manuel Drezner
27 de agosto de 2010 - 02:58 a. m.

En el Teatro Julio Mario Santo Domingo se presentó el esperado concierto de Daniel Barenboim...

En el Teatro Julio Mario Santo Domingo se presentó el esperado concierto de Daniel Barenboim al frente de la orquesta del Diván Este-Oeste (nombre derivado de poesías de Goethe, según lo recordó oportunamente Ilse de Greiff) un conjunto idealista formado por músicos jóvenes israelíes, palestinos y españoles, que intenta demostrar que es posible para personas en antagonismo sentarse juntas y compartir, en este caso la interpretación musical. Barenboim ha logrado en esta orquesta un grupo bastante acoplado, de gran sonido y que interpretó en forma excelente las Sinfonías Sexta y Séptima de Beethoven, en versiones que muestran que Barenboim es un gran formador de orquestas, aparte de su bien conocido virtuosismo musical.

Habría una anotación para hacer con relación al precio de las localidades, que estaban en 300 mil pesos en la luneta y de ahí para abajo. Indudablemente el público respondió a pesar del precio bastante alto, pero que evidentemente estaba por fuera del alcance de muchos. Esto quiere decir que el concierto estaba destinado a un sector económicamente privilegiado y sería bueno preguntarse si no habría mecanismos que  convirtieran estos actos culturales en algo dirigido no a una elite sino que estuvieran al alcance de un mayor sector de la población. Lo que se quiere decir es que hay que preguntarse a quien está destinado este tipo de conciertos y si el bello centro cultural cumple con una misión verdadera de divulgación de la cultura con precios de esta clase.

Como referencia, hay que recordar que el precio más alto de un concierto de la Filarmónica de Berlín es de 80 euros o sea poco más de la mitad de lo que se cobró aquí. La Filarmónica de Nueva York tiene un precio máximo de 110 dólares y un concierto orquestal en Londres está alrededor de las 60 libras. Todo eso en lugares de mayor nivel de ingresos que los que hay entre nosotros, de manera que este análisis debe hacerse seriamente por quienes hacen esta clase de presentaciones para lograr que la cultura no sea un privilegio del dinero.

En todo caso, la posibilidad de escuchar a un director de talla mundial es algo para agradecer y aunque el `programa no era exactamente lleno de aventura, el estar en este concierto, para quienes pudimos hacerlo, fue algo que se recordará con placer por bastante tiempo.

 

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