El COVID-19 gobernará, también, en 2021

Luis Carvajal Basto
14 de diciembre de 2020 - 03:00 a. m.

Como en algún momento pronosticó el presidente Duque, hemos tenido “Amor y Amistad con COVID, Halloween con COVID, Navidad con COVID y hasta Semana Santa del próximo año con COVID”. El presidente se quedó corto en su advertencia: la situación se extenderá, cuando menos, todo 2021. Hasta el momento la ciudadanía ha hecho su parte con el autocuidado y todos esperamos que el Gobierno refrende la suya confirmando una fecha cierta para el comienzo del fin de la pandemia con la aplicación de la vacuna.

Como si se necesitara una confirmación de que ciencia y razón no son suficientes para orientar las decisiones públicas —en un mundo polarizado, irracional y anárquico—, mucho de lo que está ocurriendo fue, en su momento, advertido —en particular la misma pandemia, el hallazgo de la vacuna y las dificultades en su distribución y aplicación—. Nuestros gobiernos, nacional y locales, como todos los gobiernos, lo conocían.

La fundación de Bill y Melinda Gates, por ejemplo, financió estudios que anticiparon el actual escenario de aplicación de la vacuna prioritariamente en los países más ricos y no entre quienes más la necesiten, con la consecuente extensión de la enfermedad y muchas mayores pérdidas de vidas. Mientras países y gobiernos se encuentran divididos, y por lo tanto su aplicación de políticas y vacunas, la enfermedad sigue arrollando a escala global. Conclusión: por la razón que fuere, la OMS no funciona.

El mundo celebra un histórico logro de la ciencia, pero infortunadamente la felicidad no es compartida. Mientras Reino Unido, Rusia y Canadá ya comenzaron la vacunación y otros países desarrollados se encuentran a punto de hacerlo, para millones de seres humanos en el mundo, entre ellos los colombianos, se trata todavía de una expectativa. La pronosticada competencia por las vacunas ha pillado a muchos tratando de establecer las coordenadas para comenzar a hacer la fila.

Como era de esperar, la conversación se ha politizado desde todos los ángulos. Un grupo de más de 100 países, liderados por India y Suráfrica, han solicitado ante la OMC la suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual para que todos los seres humanos sean tratados como iguales en la posibilidad de acceso a la vacuna. En una discusión conocida, se trata de establecer si los derechos de propiedad intelectual se encuentran por encima del derecho a la vida. Un punto medio, una solución política, debería ser el pago a empresas y países que desarrollaron el proceso de investigación con fondos apropiados globalmente. De ello poco se habla mientras la OMS, que debió anticiparse, no propone ni ejecuta la idea. Apenas se lamenta.

Ante una situación así, no se trata solamente de las consabidas diferencias tecnológicas o de ingresos. La calidad de la gestión pública es determinante. Países como Chile aseguraron con anticipación suficientes vacunas para atender a cuatro veces su población. Argentina —que finalmente optó por la vacuna rusa— y México comenzarán a vacunar a sus ciudadanos este diciembre. La eficiencia en la gestión de los gobiernos tiene matices importantes, en este caso para la propia vida humana, pilar de todas las constituciones y tratados.

Capítulo especial merece la Organización Mundial de la Salud, cuyo director, en lugar de celebrar la ocasión como lo merecía, advirtió que las diferencias entre ricos y pobres persistirán, en un intento por ocultar su fracaso en la prevención de la pandemia, mientras las fechas del proyecto COVAX son inciertas. Como si su organización, en el actual momento de emergencia, pudiera solucionar un problema milenario como la desigualdad. En cambio, es su competencia la planeación, anticipación y distribución equitativa y oportuna de medicamentos. Un funcionario de su nivel no tiene como función presentar quejas sino ofrecer alternativas y soluciones.

Hablando de gestión de los gobiernos, hemos observado diferentes reacciones: mientras la alcaldesa de Bogotá anuncia que la vacunación no ocurrirá en 2021 y nuestro sacrificado ministro de Salud apenas invoca confidencialidad pero nada concreto, el gobernador de São Paulo, opuesto a un irracional Bolsonaro, declara que el 25 de enero comenzará la aplicación de CoronaVac, la vacuna china, en su localidad. Se observan gobiernos proactivos y otros apenas reactivos. Para el caso, Berlín, São Paulo o Bogotá hacen parte de una unidad y un mismo problema; se trata de una pandemia. Ya es hora de conocer con alguna certeza la fecha en que en Colombia aplicaremos las vacunas. Menos discursos y más certezas exigen los momentos que vivimos.

@herejesyluis

 

UJUD(9371)14 de diciembre de 2020 - 11:40 p. m.
Ineptos, arrodillados, ilegítimos ; qué más podemos esperar del peor presidente, le ganó a la gárgola del Pastrana...
Juan(43460)14 de diciembre de 2020 - 02:22 p. m.
Es casi seguro que el actual presidente terminará su mandato y no se verá ni la sombra de las tales vacunas. Es más, al final del 2021 se terminará la pandemia y no necesitaremos vacunas.
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