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El debut de Fico

Humberto de la Calle
28 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

En las fiestas patronales de mi colegio, cuando centenas de muchachos estábamos en el patio del plantel, irrumpía la vacaloca. Una carreta a la cual se adosaba un cráneo de vaca con pitones más agudos que el humor de Danny Samper. A correr se dijo. Así ha hecho su debut Fico Gutiérrez. Con ferocidad erga omnes ha resuelto disparar con escopeta de perdigones. Habrá tiempo para examinar sus merecimientos, pero por el desayuno se huele el almuerzo. Ya se sabe que será uno más de la franja dura que entrará en combate sin pausa. Defender las ideas es una cosa. Franqueza también, y la necesitamos. Pero este grito ajúa puede terminar enturbiando más lo que ya es un mar de pirañas.

El destinatario principal, obvio, fue Petro, quien siendo candidato en 2018 trató de moderar sus posiciones. Incluso tomó ideas concurrentes con las que expusimos en esa campaña. Pero ahora pone también su cuota de pasión, a veces extrema. Y aunque algunas de sus tesis merecen examen, hay también zafadas del corte de López Obrador que ni se diga. En los ataques personales, mientras recibe por un lado, dispara por el otro contra su blanco favorito: Claudia López. Asombroso, ¿no? Parece una táctica contraintuitiva porque se dice que la política es el arte de ganar amigos. Quizás él prefiera despejar los corrales colindantes para adueñarse del territorio desde el centro hacia la izquierda. Puede ser. En política, administrar los enemigos es fácil. Se gana o se pierde. Pero manejar los vecinos exige mayores dosis de ponzoña y sutileza.

Entonces, tendremos de un lado la disputa interna del Centro Democrático que puede derivar hacia un candidato menos agresivo, aunque absolutamente confiable en sus convicciones, o un miembro de la franja lunática a la cual ha presentado Fico solicitud de admisión vía fast track. Y del otro, Petro como figura de todos modos descollante. He sido y sigo siendo enemigo de inhabilitarlo con argucias jurídicas. El procurador Ordóñez abusó de su poder para sacarlo del ring y luego le colgaron varias superintendencias. Él tiene cosas que explicar, claro está. Pero hay que dejarlo jugar. El riesgo es que lo que llaman centro, que yo no miro con desdén porque me parece lo más civilizado para estos momentos críticos, pueda nuevamente ser víctima de esas dos máquinas devoradoras a los dos costados. Ojalá ese centro y la izquierda democrática no se destruyan por dentro como Saturno engullendo a su hijo. Hay que hacer ingeniería inversa. Antes de reglas de juego, un acuerdo programático. Pero de verdad. Todo el que quiera correr en el centro/izquierda debe decir con franqueza a qué se compromete y, sobre todo, cuál es su línea roja. Pero de manera abierta, pública. Y que luego operen las reglas mecánicas.

Si no hay renunciación, 2022 será igual a 2018. O peor.

En efecto, siete soldados aceptaron haber violado a una niña indígena. Seis de ellos, como participantes activos. La senadora Cabal minutos antes había dicho que posiblemente era un falso positivo. Hay derecho a equivocarse. Pero la fibra de esta equivocación tiene una carga enorme. Corresponde a un patrón dañino. El deseo de crear una realidad paralela con fines maniqueos, como ocurrió frente al Acuerdo del Colón. ¿Este es el clima que nos espera?

Codita. Acierta la JEP desestimando el ingreso de los Moreno Rojas.

 

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