El derecho de pernada o a la primera noche

Enrique Aparicio
19 de noviembre de 2017 - 02:00 a. m.

Hace tiempo el premio Nobel Vargas Llosa planteó con todas sus letras, para el periódico El País, posiblemente el más importante de la Madre Patria: “… oí en Piura y en Lima a mis compañeros de barrio y de colegio jactarse de haberse desvirgado con las sirvientas de su casa… utilizando una expresión que sintetizaba todo el machismo y la brutalidad de una clase social… ‘Tirarse a la chola’”.

El artículo continuó haciendo mención a la aceptación de los padres en estos actos para evitar que un miembro de la familia fuera afectado por alguna enfermedad que podría contraer con las haditas de la noche.

Ese escrito fue motivado por los actos del desaforado presidente del FMI Dominique Strauss-Kahn, mejor conocido como DSK, quien no tenía problema en echarle mano a todo lo que se moviera con senos y nalgas.  Es decir, poder y sexo juntos. A DSK lo describió una de sus víctimas como “un mico en celo”, para desgracia de los micos.

Quienes tenemos esposa, hijas, sobrinas y demás no podemos estar ajenos a lo que sucede “allá afuera” y a los abusos a que pueden estar sujetas.  Sin embargo, muchos parecen pensar algo así como “esto no es conmigo”.  Da la sensación de que somos una comunidad con amnesia, sin percatarnos de que lo que les ocurre a otros también puede sucederle a la gente cercana a nosotros.

Esta nota viene al caso porque desde hace poco la prensa le entró duro al productor de Hollywood Harvey Weinstein, quien tenía la mala maña de pasar factura a las aspirantes a actrices con cobros personalizados en la cama.  Y junto con él se han conocido a muchos otros personajes en todo el mundo que, abusando de su poder, han molestado sexualmente a mujeres.

Existe el mito desde el siglo XV de que el señor feudal tenía derecho a la jus primae noctis.  Aunque los términos utilizados para mí tienen poca diferencia y es más bien cuestión de idioma, en español se le ha llamado “derecho de pernada”, es decir a la primera noche de la sierva antes de tener relaciones con su nuevo esposo.  Quienes han escrito sobre el tema coinciden en que no ha habido ninguna ley escrita que estipule que un señor feudal se podía ir a la cama de la novia de uno de sus vasallos.  

Pero cuando el río suena, piedras lleva.  Encontré un escrito en el que, expresado de manera poco convencional, el rey Fernando el Católico le mandaba a decir a los nobles catalanes que dejaran ese abuso de estar frecuentando la cama de las futuras esposas (“Les droits du seigneur au Moyen-Age”, Amédée de Foras, página 205).

Sobre el tema en general, tuve un intercambio de reflexiones, donde todos los abusos de poder dentro del contexto que hablamos sólo demuestran la inseguridad del hombre que no logra concebir la entrega de una mujer si no es a puntapiés y mano dura, ya sea mental o físicamente.

Se necesita mucha valentía para levantar la voz y denunciar estos abusos para que no queden impunes y no haya más víctimas.  Desde este espacio aplaudo a las mujeres que, con la frente en alto, han dicho “no más”.

El YouTube muestra algunas pinturas y bosquejos sobre el tema.

https://youtu.be/B3j969qllW0

Que tenga un domingo amable.

 

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