El diario de un grande

“La mitad de la infelicidad de la vida proviene de la falta de coraje para enfrentar la realidad”: William Locke.

Era hora de que en nuestro querido país volviéramos a tener la oportunidad de leer otra opción de información seria y responsable como la de El Espectador.

La persona motivadora ve la verdad como un río que fluye, o sea, la verdad puede sentirse como un resultado de los datos disponibles, pero a medida que los datos cambian, igualmente lo hace la verdad. Las personas positivas le dan importancia a la búsqueda y al proceso mismo. Se inclinan más a decir: “Veamos si esto funciona mejor que esto otro en esta situación”, y no: “Esta es la respuesta definitiva”. Cuando las personas sienten que conocen todas las respuestas, están pensando en una forma rígida, estereotipada, pasiva y han perdido su capacidad para adaptarse a nuevos datos.

En el proceso que llevo de rehabilitación, el estar ocupado, el sentirme útil (por mi condición física) y el de generar unos ingresos para continuar respondiendo por mi familia, lo he logrado gracias al apoyo irrestricto recibido por los directivos de El Espectador y la coordinación de su representante, la editora de Deportes,  Olga Lucía Barona.

Por mi mente nunca pasó que a través de un medio de comunicación yo iba a poder transmitir mis conocimientos y mis experiencias adquiridos en el fútbol y en la academia. El apoyo de este periódico hacia mi proceso de rehabilitación, se remonta a junio de 2005 cuando escribí mi primera columna sobre el partido de la selección de Colombia Juvenil, con Falcao García, Rodallega, Dayron Moreno,  y la selección de Canadá.

Hasta hoy y recopilando todo el trabajo, en mi colección cuento con cinco tomos, con algo fundamental como es la acogida y la lectura por parte de los seguidores de mi columna.

Considero que el aporte que la circulación diaria le va a dar al pueblo colombiano va a ser fundamental para el análisis cotidiano de los diferentes temas de actualidad. Lo anterior nos da una gran lección: con un gran deseo de superación, convirtiendo las amenazas en oportunidades y con un gran sentido de credibilidad, podemos sacar adelante nuestros ideales y eso nos lo enseña El Espectador.

Mis más sinceras felicitaciones para todos y en especial a don Fidel Cano.