El efecto Barbosa

Nicolás Rodríguez
04 de julio de 2020 - 05:00 a. m.

El avión de la Fiscalía aterrizó en San Andrés. Puente, playa y calorcito, ¿qué podía salir mal? La familia entera de paseo durante la pandemia. Todos contra la corrupción.

Por comprar leche y huevos en la tienda de la esquina a la alcaldesa de Bogotá le montaron investigación. Desde San Andrés, en cambio, cualquier hoyo soplador es despacho. El mejor amigo del discurso de la transparencia tomó un vuelo humanitario para cumplir funciones trascendentales, de diversión y descanso, en el archipiélago.

En fin, adiós a las medidas sanitarias. “¿Cuarentena de qué?”, se preguntó Barbosa, al mejor estilo de cualquier Bolsonaro. Bienvenida, entonces, la malversación de recursos del Estado. Todo eso y más se le podrá criticar al autodenominado mejor fiscal de la historia.

Entre tanto San Andrés, el verdadero perjudicado del penoso relajo, seguirá siendo un lugar de vacaciones, puentes y festivos para funcionarios. En pandemia, como hoy, o cualquiera que sea la desidia histórica hacia el islote.

Y lo que está por venir…

¿A qué precio toda esta festiva comedia? ¿Con qué coartadas y serias incriminaciones saldrá la Fiscalía General de la Nación en 3, 2, 1, para remediar el guayabo institucional? ¿Cuál será, en últimas, el efecto Barbosa de las vacaciones del fiscal?

Además de cobrarle en medios y redes sociales sus ocurrencias, habría que considerar seriamente a los que pagarán los cocos locos de más. Las pesadas cortinas que están por venir.

Llamados a interrogatorio, capturas, amenazas con jueces habilitados, imputaciones, referencias a contratos indebidos, peculados, escritos de acusación, indagaciones, condenas, toda la gramática del crimen. “La justicia que llega”, dirá el fiscal.

No solo estamos ante el supuesto abuso del erario público. El igualmente autodenominado segundo cargo más importante del país cobra sus errores por ventanilla. Y lo hará con los dientes, las garras y el aparato propagandístico de la institucionalidad ideada para lidiar con el crimen.

Que se salve el que pueda.

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