El país de las maravillas

El efecto Duque

Mario Morales
30 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

Es un efecto que corre sin aspavientos y que sumado al de su mentor, ese sí de manifestaciones estentóreas en contra, incluso en su patio trasero, han generado una tendencia que hace rato pasó de la desaprobación al rechazo.

Lo más grave es que el presidente cree que el resultado no tiene que ver con él. Basta escuchar su anodino mensaje tras las elecciones. Retórica de la floja. Ideas sueltas sin mensaje clave más allá de cumplir con el protocolo.

Tampoco se vislumbra un cambio en su accionar. Para decirlo en términos comunicacionales, sigue sin señal. Entrenado como el que más en la expresión oral, se quedó en la mueca en el espejo y el efectismo por falta de contenido. No tiene visos de traidor, como su antecesor, lo que podría generar esperanza incluso entre copartidarios que no encuentran enemigo consistente. No parece tener alma de negociante, como Arias, ni talante más allá de curiosidad como Zuluaga; no es temperamental como las locas de las naranjas, las que salían en TV y ahora en redes sociales; ni siquiera tiene pizca de díscolo como Pachito… No transmite.

Ya saben, él y los suyos, que a la gente cada vez se le demora menos el proceso digestivo entre comer cuento y hacer catarsis. Baste citar el caso Galán. De algo tienen que servir tanta marchadera y protestadera. Mujeres, indígenas, afros y outsiders son el hoy salvavidas para multitudes cansadas de esperar héroes y para los jóvenes que están aprendiendo a tener el poder decisorio entre sus manos.

Quién iba a pensar que el extraño caso del Dr. Duque y Mr. Álvaro se fuera resolviendo por un efecto aún más extraño: que sin querer queriendo, incluso entre aliados, como en la mitología griega, terminaran haciéndose daño.

@marioemorales y www.mariomorales.info

 

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