El entretenimiento del futuro que no sabías que existía: los podcasts en vivo

Laura Rojas Aponte
09 de octubre de 2018 - 05:30 a. m.

Propongo discutir un tema que no es masivo, ni relevante, ni actual, pero que va a ser popular (o al menos más popular de lo que es ahora): hablemos de podcasts en vivo. En Bogotá he pescado un par de shows de este tipo y la próxima semana en Corferias habrá una tanda de seis podcasts en vivo que se presentarán en un evento con más de 100.000 asistentes. Esto es algo sin precedentes.

Ahora mismo estoy en un avión, volviendo de ver cuatro podcasts live en Estados Unidos y ando engomada con el tema. En especial pienso en las cosas que deben mejorar. Justamente por eso quiero pasarles la pelota, a ver si planeamos cómo queremos que sean los podcasts en vivo en Colombia.

Entonces, repasamos. Un podcast es como un programa de radio que se escucha por internet. Hay shows de cocina, juegos, política, vejez, misterio, fantasía y otros cientos de temas. Quienes le hablan al micrófono son personas de todo tipo, no solo locutores profesionales. Se popularizaron cuando algunos productores se pusieron a hacer podcasts con narrativas complejas (como si fueran series de Netflix) y ¡boom! internet quedó enganchado.

 

Para ser justos, la gente define a los podcasts de distintas maneras (y no todos los shows son narrativos). Para mí lo más importante de un podcast es que sorprende. Estos programas no suenan a radio tradicional, son hijos de internet y por eso son diversos. Al poner play puede pasar de todo. Sospecho que la mejor forma de entender qué son es empezar a escucharlos.

 

Y, bueno, un podcast en vivo es lo mismo que describí arriba, pero en una tarima. La idea es ver cara a cara a esas personas que usualmente nos hablan al oído desde la distancia y que en muchos casos hacen parte de nuestra rutina diaria. Este es un tipo de show que todavía se está pensando.

 

Cuando se hace bien, un podcast en vivo es transformador y por eso hay que perseguir la calidad. El año pasado reporté sobre un espectáculo que se llamó Flash Forward Live, donde una locutora iba describiendo un mundo de ciencia ficción y se preguntaba: ¿qué pasaría si pudiéramos saber el momento exacto en el que vamos a morir? A medida que la historia avanzaba nos hacía preguntas. Según las manos levantadas del público la historia se movía en un dirección u otra.

 

Lo más interesante, para mí, es que con pocas palabras se pintaban escenas completas en nuestra cabeza. En el escenario había solo tres elementos: una locutora, una persona poniendo sonidos (música, efectos y parlamentos de personajes) e ilustraciones en una pantalla.

 

Estar ahí se sentía como oír uno de los podcasts que me acompañan mientras voy al trabajo, pero también como una obra que estaba agradecida de ver personalmente. Al salir del bar, hablé con mis amigos por horas de lo que acababa de pasar. Creo que a eso deberíamos apostar en nuestro país. Hago énfasis en que pensemos en esto temprano, porque no hay ninguna garantía de que los shows colombianos sean buenos. Y yo quiero que el mundo de los podcasts acá sea fenomenal.

 

En mi opinión, el riesgo radica en que si un podcast en vivo es cualquier cosa que pasa en una tarima con micrófonos, entonces podemos terminar volviéndonos cuenta chistes, raperos, animadores, cuenteros o un montón de cosas que no necesariamente son podcasts. Y creánme, el riesgo es real. Lo acabo de ver en Chicago, en frente de mis ojos, y ejecutado por podcasters profesionales.

 

Mientras paso las horas de regreso a Bogotá, he pensado en algo. Los productores de podcasts usan los mismos ladrillos de lego que la radio AM y FM para crear sus shows. Por ejemplo: los podcasters también entrevistan a personas. Los locutores también son/pueden ser carismáticos. Así como algunos programas de radio tienen guiones e investigación, los podcasts usan libretos. Y los sonidos de archivo —como grabaciones de una manifestación o el aplauso de la multitud— hacen parte de la producción. Entonces, quizá esos mismos ladrillos deberían considerarse en los shows en vivo. En últimas, un podcast en vivo es un hijo de un podcast. Con esos parámetros, deberíamos avanzar en la dirección correcta.

***

Sé que las cosas se pusieron especializadas en la columna, sin embargo, me encantaría escuchar su opinión. ¿Han visto podcasts en vivo? ¿Les gustaría? ¿Qué debemos hacer? Respondo en @amarillopopis.

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