El espacio debería ser el límite para nuestros niños

La primera caminata espacial de dos mujeres, la semana pasada, generó una gran atención global que hay que agradecer con entusiasmo, por el futuro de nuestra juventud y de nuestro país. Nos dio una lección para recordarnos a todos que no hay límites para conseguir lo que quieres hacer sin importar si eres una niña o un niño.

Los jóvenes del mundo, pero en particular de nuestros países emergentes, deben crecer convencidos de que pueden hacer lo que se propongan y que su compañero o compañera de pupitre también. Hay que difundir estos logros con ahínco para que los jóvenes colombianos tengan las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre su abanico de posibilidades a la hora de decidir su futuro.

Una publicación de la red cultural del Banco de la República me llegó al corazón cuando contaban que la primera frase de una carta que recibió el astronauta John Glenn en los años 60 decía: “Aunque soy una niña y sé que es imposible ir al espacio…”.

Ojalá todos nos demos cuenta de que esa barrera se rompió. Esperemos que con la caminata espacial ninguna otra niña deba escribir algo así por su género, pero que en general ningún niño deba escribir algo así por el país donde vive, la educación básica que recibió o los estereotipos de la sociedad donde creció.

Y esto es especialmente importante para países emergentes como Colombia, donde hay un déficit considerable de estudiantes y graduados de profesiones STEM respecto a países que han logrado grandes éxitos en crecimiento como Corea. Las carreras STEM aportan de una manera exponencial al crecimiento y permiten a los países diferenciarse positivamente en lo que producen y cómo lo producen. Estas áreas del conocimiento ayudan a que los países emergentes corran el kilómetro adicional que necesitan para crecer más y dar mejores condiciones de vida a sus ciudadanos.

@juanatellez