El fin se acerca

Darío Acevedo Carmona
04 de marzo de 2018 - 09:00 p. m.

El domingo 11 de marzo se realizará la primera gran jornada electoral de este año glorioso en el que los colombianos estaremos más cerca del fin de la desastrosa gestión de Juan Manuel Santos.

En esta ocasión elegiremos las dos cámaras del congreso de la República, Senado y Cámara de Representantes, y, además, dos consultas para definir candidato presidencial.

La elección para formar el congreso arrastra muchos problemas que podrían ser un factor desestimulante de participación o, por el contrario, una oportunidad para buscar la elección de nuevos dirigentes, alejados de las corruptas práctica clientelistas y reafirmar la presencia de aquellos parlamentarios que hicieron una labor destacada o acorde con las expectativas y que se hayan presentado a la reelección.

En lo relativo a los factores negativos basta con mirar en las sucesivas encuestas de opinión de distintas firmas que el congreso es una de las instituciones más desprestigiadas, que generan mayor desconfianza y sentimientos de frustración en la ciudadanía. Paradójicamente, ello juega en favor de los gamonales que tienen un electorado cultivado con base en relaciones de tipo feudal como favores, puestos, rifas, ya que el desprestigio incrementa el ánimo abstencionista y de acuerdo con lo visto en oportunidades anteriores, a mayor abstención, mayor consolidación de la politiquería gamonalista.

Desafortunadamente, en el sentido contrario, es decir, en el de que se produzca una gran participación para elegir a personas con conocimientos de los problemas nacionales y que se destaquen por su probidad, liderazgo natural y honradez, el resultado no siempre ha sido el mejor.

Habrá que pensar, entonces, en esta esta segunda línea. Y una primera reflexión que se me ocurre es que debemos conversar con familiares, amigos y colegas o compañeros de trabajo acerca de la importancia capital de escoger el partido y los candidatos que se proyecten como apoyo al candidato presidencial que propone la bandera del cambio de rumbo del país, por cuanto en el espíritu republicano que nos rige, el presidente, en tanto figura cimera del poder ejecutivo representa una de las tres ramas del poder público, y por ello, la obra de un presidente depende en amplia medida del apoyo de una buena y mayoritaria bancada que comparta las líneas gruesas de su programa de gobierno.

De nada vale que votemos, por ejemplo, por Iván Duque o Martha Lucía Ramírez o Alejandro Ordoñez, uno de los cuales será el candidato de la Gran Alianza por Colombia, si no entendemos que hay que votar por candidatos al congreso que se identifiquen con el programa acordado por dicha alianza. Para recomponer, ajustar o incluso “hacer trizas” el acuerdo definitivo de paz, quien sea electo presidente tendrá que buscar y optar por caminos y procedimientos legales, ajustados a la legalidad vigente, pues no se puede alegar el respeto a la constitución y a la ley cuando se está en la oposición y luego, cuando se es gobierno, proceder de la manera que se criticaba.

Requerimos pues, un Senado y una Cámara conformadas por dirigentes nacionales y regionales que hayan dado muestras de conocimiento y de compromiso con las banderas del candidato a la presidencia.

Desde mi perspectiva, lo correcto en esta crucial coyuntura es votar por el Centro Democrático y en la lista de 60 aspirantes marcar, preferentemente, el nombre de Álvaro Uribe Vélez, por todo lo que él representa en materia de recuperación del rumbo y de lucha por la seguridad, contra el terrorismo, etc., y para fortalecerlo ante los embates de sus enemigos que quieren llevarlo a prisión con sus refritos de siempre.

Hay otros respetables aspirantes en la lista del CD, de tal forma que el elector puede, en vez de marcar el nombre de Uribe, escoger el de sus mayores cercanías y confianza. Este último criterio es el que se debe observar en la lista para la Cámara de Representantes que es de una conformación de tipo departamental. Se debe marcar casilla del CD y el integrante de la lista con el que se sienta identificado.

Por otra parte, los electores tendremos la opción de solicitar uno de los dos tarjetones sobre consulta para presidente. En lo que a mi respecta, se debe escoger la que contiene los aspirantes de la Gran Consulta por Colombia: Duque, Ramírez y Ordoñez.

Invito a marcar la casilla de Iván Duque en este tarjetón por los amplios y serios conocimientos que tiene de los problemas del país, por su firmeza en la defensa del programa y objetivos del Centro Democrático, por su lealtad para con el máximo líder y orientador del partido, Álvaro Uribe, por su juventud, por su carisma y su capacidad de hablarles y llegarles a las gentes de todos los estratos.

Abrigo la esperanza, la misma de millones de colombianos, que una buena fórmula de congreso y presidencia son claves para reiniciar en firme la recomposición del mal rumbo que lleva el país de la mano del más inepto presidente de nuestra historia.

Con el Centro Democrático, con la Gran Alianza por Colombia, con Iván Duque y con la orientación y el inmenso liderazgo de Álvaro Urbe Vélez, daremos inicio al fin de la comedia de errores y el entreguismo que sufrimos durante los dos mandatos de Juan Manuel Santos.

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