El foro de Sao Paulo

Alberto López de Mesa
11 de diciembre de 2019 - 08:01 p. m.

Cuando el senador Álvaro Uribe Vélez advirtió la potencia social que tendría el Paro Nacional programado para el 21 de noviembre, trinó desde Miami: “Esa movilización hace parte de la estrategia del Foro de Sao Paulo que intenta desestabilizar las democracias de América Latina, secundadas por grupos opositores cuyo propósito ha sido bloquear el gobierno del presidente Iván Duque”. La idea ni siquiera era suya. Es un remedo de lo que dijo el también ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, refiriéndose a las multitudinarias manifestaciones en Chile.

Otra vez Uribe pretendía usar un término satanizante, como antes usó y le funcionó el de “castrochavismo”. De hecho, para sus copartidarios del Centro Democrático y para sus áulicos en el periodismo, el mentado Foro, solo porque él lo dice, debe ser la caldera del Diablo de dónde emanan los vahos infernales del comunismo.

Se inventan culpas externas a las crisis provocadas por las inequidades y las injusticias sociales que abonan los gobiernos neoliberales. Además un irrespeto a la autenticidad de las protestas populares que esta vez, tanto en Chile como en Colombia, sucedieron como una espontánea explosión de inconformidad, sin la orientación directa de ningún partido político.

En 1990, el Partido de los Trabajadores de Brasil convocó en Sao Paulo un encuentro de partidos de izquierda de todos los países de Latinoamérica, motivados por las implicaciones geopolíticas de la caída del Muro de Berlín, el desmoronamiento de la Unión Soviética, el silencio y/o la complacencia del mundo ante el brutal bloqueo y embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba y la imposición que se venía dando de las políticas neoliberales en la región.

Asistieron representantes de 340 partidos políticos de izquierda y de corrientes alternativas de casi todos los países latinoamericanos, fue una concurrencia asombrosa; el Partido Comunista de Cuba que en ese momento era el único en el gobierno, procuró cumplir un papel orientador, pero según reza en las memorias del encuentro, se le discutieron concepciones ya sin vigencia como la preponderancia del estado en la economía, la concepción de la lucha de clases, el respaldo de las luchas armadas como forma de acceder al poder, lo que avisaba una nueva visión del izquierdismo y de su participación en las dinámicas democráticas.

El objetivo original del Foro de Sao Paulo, se mantiene intacto: “Profundizar el debate y procurar avanzar con propuestas de unidad de acción consensuadas socialistas en la lucha antiimperialista y popular. Promover intercambios especializados en torno a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales que la izquierda continental enfrenta”.

Vale reconocer que desde ese entonces se hicieron presente las ideas que renovaron los paradigmas del izquierdismo primigenio, fueron influyentes, los ambientalistas, también los que priorizaban la participación con enfoque diferencial, el feminismo, los discursos de género, las minorías étnicas, los socialdemócratas y en general las nuevas voces que propiciaron el surgimiento del progresismo entre otras vanguardias.

Con razón los derechistas se intimidaron, se alertaron por el brío que empezaron a demostrar las renovadas izquierdas en las dinámicas democráticas de sus respectivos países.

La elección de Hugo Chávez en 1998 representó la llegada al poder de un gobierno de izquierda en muchas décadas y primer gobierno de un partido miembro del Foro de Sao Paulo, el MVR que luego sería PSUV.

Le siguió Luiz Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2002, Tabaré Vásquez del Frente Amplio en Uruguay en 2004, Evo Morales del Movimiento al Socialismo en Bolivia en 2005, Michelle Bachelet del Partido Socialista de Chile en 2006, Rafael Correa por Alianza País en Ecuador en 2006, Dilma Rousseff en 2010, Ollanta Humala por el Partido Nacionalista del Perú, Néstor Kischner y su sucesora Cristina Fernández, en México el partido Morena con Andrés Manuel López Obrador en 2018.

Cómo se ve, son tres décadas en las que movimientos izquierdistas y/o alternativos alcanzaron el gobierno por vía democrática, lo cual significó la valoración del Estado de Derecho, nociones de Estado que defendieron lo público, que se negaron a vender las empresas de servicios, que orientaron el desarrollo y La implementación de infraestructura vial y eléctrica a regiones de sus países dónde nunca antes había llegado, porque lo que se favorecía era a los terratenientes o los polos de desarrollo don se fortalecían los monopolios Y lo más alarmante para las estructuras económicas tradicionales, se formalizaron los impuestos para los ricos industriales y comerciantes.

La reacción de las Corporaciones financieras fue apretar a estos gobiernos con drasticidad en los intereses de las deudas, los grandes inversionistas se resintieron por las exigencias tributarias y buscaban países que los eximieran de impuestos, paraísos fiscales dónde sus dineros ni son investigados ni pagan impuestos.

Sin duda, el Foro de Sao Paulo ha Sido el epicentro renovador de las izquierdas Latinoamericanas, no es un organismo que genere devociones vinculante, como la OEA, su función ha estado al lado de la renovación del pensamiento izquierdista y de la concepción de estrategia eficaces en la participación democrática. No es ninguna Caldera del Diablo, más bien el espacio donde se acrisolan las vanguardias de las políticas alternativas y, si, en el mejor de los sentidos, las políticas sociales del siglo XXI.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar