ENTRE COPAS Y ENTRE MESAS

El gusto por Croacia

Hugo Sabogal
22 de julio de 2018 - 02:00 a. m.

Quienes siguieron los pormenores de la reciente Copa Mundial de Fútbol convendrán conmigo en que el sesgo procroata de los aficionados no tuvo fronteras. Fue tal el encanto despertado por el equipo de Croacia que, al final del partido, los vencedores le rindieron un sentido tributo. Y Kolinda Grabar-Kitarovic, presidenta de esta pequeña república centro-europea, se convirtió en la “novia” de millones de telespectadores en todo el mundo, por su espontaneidad y calidez.

En resumen, Croacia dejó la impresión de ser un país con grandes pasiones, dueño de una atractiva geografía y de una variada riqueza cultural y gastronómica. O sea, rasgos muy dicientes de su conexión griega, fenicia, celta, otomana, austriaca, veneciana e italiana.

Croacia está dividida en dos definidos corredores, a lado y lado de los Alpes Dináricos.

En la franja oriental se encuentra Konentinentala Hrvatska (Croacia Continental), y en la occidental, sobre la costa adriática, Primorska Hrvatska o Croacia del Litoral.

Estas dos zonas albergan microclimas donde pueden plantarse numerosos productos del agro, como la vid.

En Croacia, la vitivinicultura está presente desde la llegada de griegos y fenicios, y, posteriormente, del Imperio Romano. O sea, una tradición milenaria.

En general, es una tierra de vinos blancos hechos con variedades locales, aunque en los últimos años se han cultivado varias uvas internacionales, como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Müller-Thurgaud y Furmint.

La variedad dominante en la Croacia Continental es Laški Rizling o Graševina. Sus vinos sugieren aromas y sabores terrosos, lejos de los frutales y florales de zonas más nórdicas del continente europeo.

Las uvas tintas se aclimatan muy bien en el cinturón costero. Entre ellas, la más sobresaliente en la Plavac Mali, fuertemente emparentada con la Zinfandel californiana.

La Zinfandel se consideró por mucho tiempo como vástago de la Primitivo italiana. Sin embargo, estudios realizados, en 1994, por la genetista Carol Meredith, la uva Zinfandel es, en realidad, una copia casi idéntica de la croata Tribidrag o Crljenak Kaštelanski. Según Meredith, la Tribidrag es la línea paterna de la Plavac Mali.

Este tipo de vino tinto presenta gran cuerpo y complejidad, poca acidez y un alto porcentaje de taninos, así como notorios niveles de alcohol. Sus sabores se asocian a moras, cerezas negras, pimienta negra, higos secos y dejos especiados.

Además de vinos complejos y de estructura, Dalmacia también se conoce por la producción de vinos jóvenes para la exportación.

Una uva blanca costera, objeto hoy de gran popularidad, es la Pošip, que presenta notas frescas y reminiscencias a manzanas, vainilla, cítricos y almendras.

En líneas generales, la Croacia continental es abundante en sopas, carnes curadas, guisos y las legumbres cocidas.

En el litoral, en cambio, predominan los frutos de mar y el pescado, aliñados con hierbas mediterráneas como romero, albahaca, tomillo y laurel. Las aceitunas y el aceite de oliva son parte importante de su dieta diaria.

Desde el punto de vista turístico, la costa croata cuenta con más de 1.300 islas, donde las sorpresas para los sentidos nunca terminan.

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