Colombia es un país de grandes virtudes y también de grandes infamias. Y una de las peores (que ya es decir mucho) es el horror de los falsos positivos cometidos durante el gobierno de Álvaro Uribe.
El presidente de entonces, al ser cuestionado sobre estas personas humildes desaparecidas por las fuerzas del orden, contribuyó a extender una sombra de duda sobre lo ocurrido, reforzando la tesis de que esas atrocidades no eran ciertas, o que la muerte de esta gente indefensa era merecida aun si no eran guerrilleros muertos en combate. Porque “no estarían recogiendo café”, famosamente declaró en sorna.
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