Las elecciones legislativas serán el 13 de marzo de 2022, las proyecciones, hasta el momento, hablan de una catástrofe electoral en las fuerzas políticas tradicionales. Por ejemplo, el Partido de la U perdería casi todos sus senadores, podría quedar con cuatro o cinco. Cambio Radical bajaría a la mitad y aunque Vargas Lleras está haciendo esfuerzos muy grandes para evitar la debacle, los analistas dan por hecho una reducción importante en el número de senadores. Los liberales también perderán, por lo menos, cuatro senadores, una buena cantidad de votos de este partido se irán para donde Petro y los otros para la Coalición de la Esperanza. El Centro Democrático, según los cálculos, pasará de 19 senadores a un máximo de 12, se cree que podrían bajar a nueve senadores. De las fuerzas tradicionales los únicos que se mantendrían o podrían subir son el Partido Conservador, el cual conservaría el número de senadores con posibilidad de subir uno, y los partidos radicales cristianos que armarán lista propia y podrían llegar a 12 senadores.
Las fuerzas alternativas, tendrían, en teoría, el mejor escenario. Si no cometen errores, tanto el Pacto Histórico como la Coalición de la Esperanza podrían sacar de a 15 senadores y sumar 30, la fuerza más grande en la historia reciente del país de los sectores alternativos. Incluso, sumando los sectores progresistas de las élites tradicionales y las curules indígenas, serían cerca de 40 los posibles senadores.
Obviamente, falta poco menos de un año para las elecciones al Congreso de la República y en política una semana parece un año, cualquier cosa puede cambiar. Sin embargo, lo que sí parece claro es que los partidos que apoyen la reforma tributaria del gobierno Duque se verán fuertemente afectados para las elecciones de 2022. Según la encuesta de Cifras y Conceptos, a la pregunta de si le gustaría votar por un candidato que apoye la reforma tributaria, el 82% contestó que no. Además, sobre el tipo de impuesto que debería financiar el gasto de la pandemia, solo el 5% apoya aumentar el IVA y otro 5%, impuestos a los asalariados. La gran mayoría apoya impuestos a la riqueza, con 49%, o impuestos a los dueños de las empresas, con el 31%. Es decir, todo lo contrario a lo que propone la reforma tributaria presentada por el Gobierno nacional.
Como se sabe, dicha reforma se basa en lo fundamental en la tributación del sector medio y asalariado. Además, no se debe olvidar que la caída de Iván Duque en su imagen se dio a finales de 2018 con la reforma tributaria que logró aprobar ese año. Durante días se dijo que la reforma rebajaría impuestos a los ricos y subiría impuestos a los más necesitados, es decir, aumentaría el IVA. Al final, solo se aprobó la reducción de impuestos a los ricos, generando dos cosas. Por un lado, un hueco fiscal de $9 billones y, por otro, una caída en la imagen el presidente, pues la sociedad solo retuvo el mensaje de una reforma tributaria aprobada.
Todo indicaría que esta vez será igual; así se peluquee la reforma, al final el mensaje será el mismo. Además, el Gobierno hará todo el esfuerzo para aprobar algo, no se someterá a una derrota en el Congreso de la República. Los congresistas de las fuerzas tradicionales deberán escoger entre mermelada o, posiblemente, quedar sin curul el próximo año. La presión será muy fuerte tanto del gobierno como de la ciudadanía, pues son decenas de colectivos ciudadanos los que harán seguimiento y publicarán nombres y fotos de congresistas que votaron positivamente la reforma. Una decisión compleja.