El meme del niño Duque

Catalina Uribe Rincón
15 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

En el 2011, Joe Biden, el entonces vicepresidente de EE. UU., se quedó dormido durante un discurso del presidente Obama. La vergonzosa imagen dio la vuelta a la prensa, volviéndose el centro de crítica de miles de espectadores que estaban pendientes de un discurso sobre la deuda y el déficit del país del norte. Los memes y las burlas no se hicieron esperar, en especial porque no era la primera vez que daba motivos para risas. Biden ha estado envuelto en tantas situaciones bochornosas que sitios como Tumblr y Buzzfeed están llenos de contenido satírico sobre él. El canal de televisión Comedy Central le dedicó una sección y The Onion, la versión estadounidense de Actualidad Panamericana, publicó el libro The President of Vice.

Hoy en día, la percepción que se tiene de Biden es, para muchos estadounidenses, la de un hombre poco serio. Por más de que sus asesores de imagen hayan tratado de intervenir y sus actuaciones estén orientadas a lo contrario, la construcción de su persona pública está ya irremediablemente mediada por la circulación de mensajes que lo ridiculizan. Esto no quiere decir que sean solo los creadores de memes y contenido satírico los responsables. Toda imagen pública depende de una interrelación entre el carácter personal, las actuaciones públicas y la percepción de la audiencia. La gente se burla de Biden porque Biden da motivos de burla y Biden da motivos de burla porque la audiencia está ya siempre muy lista para ver su lado cómico.

En Colombia estamos experimentando un fenómeno parecido. Es cada vez más difícil desligar la personalidad de Iván Duque de la de un niño confundido. El presidente colombiano tiene una particular forma de aparecer en público cuando de problemas serios se trata. Habla de los siete enanitos, canta y toca guitarra, reparte colombinas o simplemente se ausenta mientras los “adultos” resuelven sus problemas. Esta semana, Duque volvió a hacer de las suyas. Al tiempo que el Eln anunció el paro armado, aumentando el miedo que los colombianos ya tienen a moverse por el territorio nacional, nos enteramos de que Duque y su familia se fueron de piñata en aviones de la FAC.

El paseo, dicen, fue legal. ¿Inmoral? Quizá. Insensible, sin duda. No en vano la ira del país. Pero más desconcertante fue lo que vino después. Como si de una entrega de notas de colegio se tratara, salieron los “adultos responsables” a defender a su hijo regañado. “Es el protocolo”, dijeron unos, “costaba lo mismo”, dijeron los otros. Y como no podía faltar: “Santos también lo hizo”. La comunicación no es sólo lo que se dice, también es lo que se hace. Hoy, el presidente de Colombia está atrapado en un meme. Puede que él sea mejor que su caricatura y no le estemos dando crédito. También puede que sea peor. Pero si quiere gobernar los años que todavía le quedan, por su bien y por el bien del país, tiene que saber que la audiencia ya está predispuesta a verlo como un impúber y lo último que puede hacer es comportarse como tal.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar