El “montaje” de los refugiados venezolanos

Claudia Morales
31 de agosto de 2018 - 05:45 a. m.

Paula tiene unos ojos miel redondos tan expresivos como ese llanto que intenta ahogar mientras vende galletas frente al Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Armenia, Quindío. A su lado, sentado sobre un balde, está su hijo Luciano, tiene 11 años, los mismos ojos de su mamá pero con miedo y sus manos se aferran a un muñeco negro de la Guerra de las Galaxias.

Paula tiene 40 años, con su pequeño y su esposo, que es de origen sirio y habla poco español, abandonaron hace un mes su casa bonita y sus trabajos en Venezuela. Llegaron a Armenia porque les dijeron que aquí la gente es amable. Paula estudió instrumentación quirúrgica y milagrosamente hace dos semanas logró que la contrataran en su oficio. A la semana siguiente la mujer jefa del lugar la echó sin pago alguno y su argumento fue que como aún no tiene papeles nada puede alegar.

Los tres viven en un hostal y la noche les cuesta $45.000. El día que vi a Paula, más o menos a las siete de la noche, no había completado esa cantidad y estaba aterrorizada por tener que dormir en la calle. No había comido nada. Su hijo acababa de salir de una enfermedad y la poca plata que tenían la gastaron en los medicamentos.

Paula, Luciano y su papá forman parte del “montaje” que según el presidente venezolano, Nicolás Maduro, han creado los enemigos del régimen. Para el dictador, los ríos de ciudadanos cruzando las fronteras de varios países en Latinoamérica son ficción, como lo es la expropiación, la falta de medicamentos y alimentos, la censura, los encarcelamientos selectivos y los índices de violencia que sitúan a Venezuela como el país más violento de la región.

“Montaje” obviamente es lo que denunció mi colega Ibéyise Pacheco: Maduro ordenó a los militares que se separen de las familias sobre las cuales la dictadura asegura que son amigas de los opositores. Los uniformados no pueden estar cerca de esposas, hijos o padres que tengan la osadía de no aplaudir al dictador. ¿Qué les prometen? Pues obvio, otra ficción, ¡más dinero!

Al presidente del país que tiene el 18% de las reservas mundiales de petróleo le da risa lo que un reportaje de revista Semana describe como una “travesía infame de 195 kilómetros a pie, un recorrido al que se lanzan diariamente cientos de venezolanos que huyen del hambre que allá ya no da tregua. Se cree que unos 500 comienzan todos los días esta caminata que entre Cúcuta y Bucaramanga puede durar entre seis y siete días”.

Son “montajes” las cifras del Consejo Noruego para los Refugiados que muestran que ya huyeron cuatro de los 32 millones de habitantes que tiene Venezuela; o las de Migración Colombia según las cuales este año 2018 terminará con más de un millón de vecinos en nuestro territorio, y los datos de la Oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados que apuntan a 2,3 millones de venezolanos luchando por rehacer la vida en otros países.

Venezuela fue receptor de los colombianos que buscaron mejor vida mientras aquí peleábamos la guerra más cruda contra el narcotráfico, cuando era habitual recoger campesinos mutilados por los paramilitares y como resultado de la violencia de los terroristas de las Farc. Y nosotros qué, ¿los vamos a abandonar? Iván Duque, que en campaña usó a los venezolanos, ¿qué plan tiene? Quiero soñar que Paula, su hijo, su esposo y los millones de seres como ellos que buscan refugio lo encuentren, y que sí sea cierto que no sólo en Armenia sino en toda Colombia la gente es más amable. Otro dolor para poner a prueba nuestra empatía.

@ClaMoralesM

*Periodista. 

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