El mundo más allá de Trump

Arlene B. Tickner
22 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.

Pocas veces los medios internacionales habían sido tan monotemáticos como lo están ahora con las andanzas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. De la misma forma que la cobertura mediática atípica que recibió como candidato fue determinante para asegurar su nominación por el partido Republicano y posteriormente su triunfo en las elecciones presidenciales, la obsesión casi morbosa con el nuevo ocupante de la Casa Blanca tiene un alto costo al crear la falsa sensación de que no está pasando nada más en el mundo.

Gústenos o no, lo que dice y hace Trump tiene efectos. Sus disparates en Twitter no solo hacen ruido en buena parte del globo, sino que dependiendo de su contenido, pueden afectar la estabilidad de los mercados o generar conflictos diplomáticos. Además, como la filosofía trumpiana reza que toda publicidad (incluyendo la negativa) es buena, no existe forma de hacerle críticas sin inflarlo simultáneamente. Se trata de un círculo vicioso: no podemos ignorar a Trump porque como mandatario estadounidense sus actos tienen consecuencias mundiales importantes en temas neurálgicos como el comercio, la migración, el medio ambiente y la seguridad. Sin embargo, al cubrirlo en exceso también los medios le abren campo para que coopte el debate global y dicte los términos de su propia cubertura.

Para mitigar los efectos nocivos del dilema mediático descrito, las reglas que rigen aquello que se considera un hecho internacional “importante” deberían modificarse. En particular, tendría que haber menos cobertura de los idioteces insignificantes de Trump y más análisis del actual ajedrez global, bajo el entendido de que Estados Unidos sigue siendo la principal potencia internacional pero su dominio no es omnicomprensivo ni puede opacar la realización de lecturas más sofisticadas de las realidades mundiales. ¿Quién de nosotros, por ejemplo, sabe algo de la guerra en Yemen, en donde se confrontan Irán y Arabia Saudita; las tensiones en el mar del Sur de China; la disputa entre China y Japón por las islas Senkaku; la pugna entre Turquía y la Unión Europea; el intento por rescatar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP); las pruebas nucleares de Corea del Norte; o la situación política de Corea del Sur?

Tampoco puede Trump ser otra excusa para insensibilizarnos ante tragedias humanas tales como el riesgo de inanición de 20 millones de personas en Somalia, Yemen, sur de Sudán y el noreste de Nigeria y el régimen de apartheid que Israel ha establecido para dominar y oprimir al pueblo palestino, señaladas en dos informes recientes de las Naciones Unidas, etc. ; los diluvios y crisis humanitaria en Perú; o la situación de escasez en Venezuela, país en donde el secretario general de la OEA ha dictaminado la existencia de un régimen dictatorial y ha solicitado su expulsión de la organización. Por ello, y cuando la coyuntura no se imponga, quienes escribimos sobre temas globales, comenzando por la suscrita, tenemos la responsabilidad de reportar sobre el mundo más allá de Trump.

Profesora U. del Rosario

 

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