La Michelada

El Niddo Suesca, un destino para conectar

Michelle Arévalo Zuleta
20 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

Llevábamos tiempo sin vernos, nos distanciaba el asfalto colonizador que lo inunda todo, ya no distinguía muy bien el color verde, lo había cambiado por el gris. Sin darme cuenta estaba presa de un laberinto de comodidades que no dejaban transitar libremente mis pies descalzos y mis pensamientos separados por semáforos que restringían su paso hacia el exterior.

Si algo tengo claro, es que esta no podía ser una relación de lejos. Tenía que volver a conectarme con ella, pero en esta ocasión de una forma diferente: esta vez volví a la naturaleza viajando al Niddo.

La necesidad de salir de la ciudad para disfrutar de encuentros con la naturaleza ha llevado a que propuestas como los glampings estén en la cima de las opciones de alojamiento a la hora de escoger donde pasar un fin de semana o unos días lejos de los pitos aturdidores de la ciudad.

A hora y media de Bogotá, sumergido en las montañas de Suesca, se encuentra uno de los glampings más apetecidos por los viajeros. Niddo Suesca lleva alrededor de cuatro años recibiendo en sus niddos a cientos de personas que buscan conectar con la naturaleza de una manera cómoda y extremadamente agradable y respetuosa con el medio ambiente.

Un letrero que dice “El copetón” señala la entrada a una carpa tan resistente como el nido de este pájaro. Delante de mis ojos se extiende un piso de junco, un calentador de ambiente, un hervidor de agua para preparar té, una cama doble, dos sofás.

Las 5pm marcaban en el reloj, la hora de probar el primer plato. Unas brochetas de pollo perfectamente cocinadas en salsa BBQ, con patacones enmarcados en un borde crocante, con pinceladas de hogado, perfectos para abrir el apetito.

El camino de regreso al Niddo copetón deja ver un rincón de masajes que tiene como puerta un enredo de ramas que forman un nido para humanos, que solo un buen pájaro pudiera construir. Este es el lugar perfecto para relajarse en manos de expertos que harán que no quiere irse.

Entrada la noche, nos guiamos por el camino de luces que cuelgan de los árboles como si siempre fuera navidad. El silencio y la paz que invaden el lugar solo dejan escuchar el movimiento de los árboles que parecieran celebrar nuestra presencia.  En el restaurante nos esperaba la cena, sopas de entrada, carne y pollo bien asados con verduras calientes y una torta de chocolate y fresas como sombrero, completan la cena. Lo que quedaba de la noche fue solo para apreciar el silencio y la compañía.

En el Niddo las actividades de día van desde escalada, espeleología, juegos de competencias, relajarse con la vista, o como yo decidí, hacer una larga caminata por los senderos y escuchar el silencio.

El desayuno buffet se sirve a partir de las  8 am. Una variedad de cereales, panes, fruta y pancakes bañados con miel esperan a las comensales, aquí todo está preparado con productos locales, estos adornan el comedor que deja entre ver  el sol que cae en la cima de las montañas.

Una noche en  @niddo_suesca  puede ir desde $265.000 en un Niddo estándar para cuatro o seis personas,  o Niddo las rocas desde $375.000, que es tipo cabaña con capacidad máxima de tres personas, cuenta con calefacción, baño privado y  fogata. 

El Niddo Suesca, está tejido con ramas de esfuerzo y creatividad, pero sobre todo está pensado de manera ecológica para minimizar lo que más que se pueda el impacto del hombre en el medio ambiente. Como viajeros, siempre debemos, preferir destinos que busquen ser responsables con el medio ambiente. Un turismo ecológico y que además tenga las comodidades que buscamos a la hora de viajar, hace que lugares como el Niddo, valgan la pena y sobre todo la dicha de ser visitados.

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