El nuevo orden mundial de Donald Trump

Aldo Civico
18 de julio de 2018 - 02:00 a. m.

“¿Cuándo se jodió Perú?" pregunta Zabalita, el protagonista de Conversaciones en la Catedral, la novela de Mario Vargas Llosa. ¿Cuándo se jodió el mundo? Podríamos preguntarnos pronto, como espectadores de un mundo que está cambiando su orden de manera preocupante.

Me refiero a las consecuencias que a largo plazo puedan tener las conductas de Donald Trump; la amenaza que representa su comodidad con Rusia y Corea del Norte, al mismo tiempo que muestra menosprecio por los aliados históricos de los Estados Unidos. En el mundo de las relaciones internacionales, los efectos dominantes de los eventos solo se pueden medir a largo plazo. Declaraciones y actitudes de Trump, que hoy percibimos como erráticas, mañana se pueden revelar como momentos decisivos de cambios desestabilizadores que podríamos ver en los próximos años.

Es suficiente mirar a los eventos de los últimos días para darnos cuenta de que el presidente de los Estados Unidos está perturbando al mundo de las relaciones internacionales, tal como lo conocemos, y no necesariamente para mejor. En Escocia, después de su encuentro con la primera ministra británica, y solo unos días antes de su reunión con Vladimir Putin, Trump identificó a la Unión Europea como el principal enemigo de los Estados Unidos, mientras que definió a Rusia como a un buen competidor. Además, Trump recomendó a Theresa May denunciar a la Unión Europea y no negociar las consecuencias del brexit. Asimismo, durante un encuentro de la OTAN, en Bélgica, Trump acusó públicamente a Alemania de ser rehén de Rusia, por sus recientes acuerdos energéticos, despertando la preocupación de los aliados tradicionales de los Estados Unidos, que ven en la actitud de Trump un tentativo para desestabilizar a la OTAN. Detrás de la hostilidad de Trump con Europa habría una estrategia comercial para que los países de la Unión Europea adquieran más energía y armamento de los Estados Unidos.

Los mensajes que Trump envió durante su encuentro con Putin no fueron menos alarmantes. El presidente de Rusia regresó a Moscú envalentonado como líder mundial, a tal punto que hasta congresistas en Washington y analistas del canal ultraconservador Fox News expresaron su inconformidad con el presidente de los Estados Unidos. Por ejemplo, parado al lado de su homónimo, Trump cuestionó sus propios servicios de inteligencia con respecto a la influencia que Rusia tuvo en las elecciones presidenciales del 2016. “El presidente se pone a los pies de Vladimir Putin”, comentó ayer la página editorial de The New York Times.

Todo esto sucedió solamente en la última semana. A eso hay que agregarle la promesa que Trump hizo al dictador de Corea del Norte de congelar los ejercicios militares conjuntos entre los Estados Unidos y Corea del Sur. Lo hizo sin consultar a sus aliados y sin pedir nada a cambio. También Trump se convirtió en el primer presidente de EE. UU. en negarse a firmar la declaración del G7, en la reunión de junio, en Canadá.

Solo el tiempo nos dirá cuáles van a ser las consecuencias para el orden mundial de un presidente que está destruyendo la confianza de sus aliados y está cultivando la amistad con líderes autoritarios. Si en algunos años nos tenemos que preguntar ¿cuándo se jodió el mundo? habrá que recordar los gestos erráticos y desestabilizadores del actual presidente de EE. UU.

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