El país de los jóvenes

Catalina Ruiz-Navarro
19 de abril de 2018 - 05:20 a. m.

La semana pasada, Noticias Caracol estrenó un formato de debate parecido a los “town meetings” que se hacen en Estados Unidos, dedicado específicamente a que un grupo de 20 jóvenes representantes de las muchas formas de habitar la juventud en Colombia entrevistaran a los candidatos a la Presidencia. Hubo cuatro programas de una hora cada uno, en los que estuvieron Humberto de la Calle, Sergio Fajardo, Iván Duque y Germán Vargas Lleras. Caracol Televisión acertó en escoger un grupo de jóvenes verdaderamente brillantes que hicieron preguntas desparpajadas, claras, y que no tenían nada que envidiarle a la agudeza de los mejores periodistas del país. Los y las 20 jóvenes, todos líderes en sus espacios y comunidades, son un buen augurio para la premisa del programa: que pronto en Colombia será la juventud la que elija presidente. También, y a pesar de que el espectro político de los invitados era amplio, hubo temas recurrentes importantes: el apoyo a los derechos de las personas lgbti, la preocupación por el fracking y la protección del medio ambiente, las deudas del Icetex.

Como era de esperarse, los que salieron mejor librados fueron Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Duque fue abucheado cuando no fue capaz de desmarcarse de Uribe cuando le preguntaron cuál sería su postura si el expresidente salía culpable de alguno de sus múltiples cargos frente a la justicia. Germán Vargas Lleras tuvo que recurrir a su carismática hija, que irrumpió “espontáneamente” en el escenario para mostrar sus excelentes aptitudes para el baile. Quizá la cosa no le salió tan bien, porque era fácil preferirla a ella como candidata a presidenta. Gustavo Petro no asistió porque estaba de gira por Antioquia y es una lástima, pues sus propuestas en el papel benefician a los jóvenes, pero eso no necesariamente quiere decir que el candidato pueda conectar.

Esto último lo digo por algo puntual: varios medios, como El Tiempo y Vice, han sacado tests en internet para ver cuál candidato tiene las propuestas más afines a nuestras preferencias políticas. Varias personas, que por supuesto no son un grupo representativo, pero aportan una intuición interesante, me han dicho que les salió Petro como candidato más afín, pero que igual no votarían por él. Lo que esto quiere decir es que, aunque estas apps y la voluntad de contestar las preguntas muestran un interés por que la elección del voto sea una cosa racional, al final pesa más la respuesta emocional que uno tiene al candidato, que tiene mucho que ver con que uno le crea que va a hacer lo que está proponiendo. De cualquier forma estos tests son excelentes ejercicios de deliberación política, pues más que decirnos por cuál candidato vamos a votar, nos obligan a tomar partido por unas preguntas que son muy importantes para el futuro del país.

Me dirán que los jóvenes de Caracol no son representativos de una mayoría apática y sin preparación política. Y que estos tests solo los leen los jóvenes urbanos con tiempo y acceso a internet. Es cierto. Pero ambas cosas indican una voluntad política en la juventud que hace rato no se veía en el país. Están en Facebook viendo todas las transmisiones en vivo de los debates políticos, es una generación con acceso a conocer e interpelar a los candidatos como nunca antes había tenido una generación en Colombia. Y no son solo los debates. Son La Pulla, Las Igualadas, los múltiples podcasts que los y las jóvenes están produciendo en el país. Quizás no todos puedan consumir estos productos, pero quienes los ven tienen educación, tiempo, voluntad política y acceso a lugares de liderazgo en el país.

Las críticas a la juventud han sido las mismas desde que se inventó la categoría: son vagos, irresponsables, desinteresados, y que estas críticas sean un cliché debería bastar para que estén bajo sospecha. Hoy esa categoría juventud, gracias a internet, es transnacional. Los jóvenes colombianos están viendo directamente a los estadounidenses que con mucha razón hoy piden mayor control de armas, pues hacen parte de una demografía global. Yo prefiero pensar que los llamados millennials colombianos son jóvenes que están verdaderamente interesados en la política y que felizmente no son cínicos, eso ya los convierte en un mejor país.

 

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