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El pensamiento negativo

Mauricio García Villegas
24 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

La semana pasada escribí sobre el llamado “pensamiento positivo”, un conjunto de ideas livianas que hacen depender el éxito y la felicidad de una actitud inquebrantablemente optimista. Semejante confianza se obtiene, decía yo, atrofiando nuestra capacidad para entender la realidad con todo lo que en ella hay de posible y de imposible. Hoy escribo sobre lo contrario, es decir, sobre el “pensamiento negativo”, una actitud que, con un pesimismo no menos inquebrantable, empeora lo malo y nunca ve progreso en nada de lo que se hace.

Entre los voceros del pensamiento negativo hay dos personajes. El primero sostiene que “nunca antes habíamos estado tan mal y que el futuro que nos espera es todavía peor”. Este heraldo de los pesares desconoce los logros conseguidos. En Colombia, por ejemplo, casi todos los índices relevantes en salud, educación, violencia, pobreza, esperanza de vida, infraestructura, equidad de género muestran una mejoría. Pero los voceros del pensamiento negativo desestiman estos avances y lo hacen con la idea, quizás políticamente cierta, de que al desconocerlos le dan más urgencia a su causa.

Claro, el hecho de que haya habido progreso no quiere decir que tengamos el futuro asegurado. Como dice Harari, en el último siglo hemos mejorado mucho, moral y materialmente, “pero tal cosa no me lleva a ser optimista con el futuro”.

El segundo personaje sostiene, como el primero, que nunca habíamos estado tan mal como ahora y que si seguimos así nuestro futuro será ruinoso, salvo que cambiemos radicalmente la sociedad que tenemos. Este es, si me permiten un oxímoron, un “pesimista utópico” que desconoce los avances del pasado con la misma miopía con que desconoce las dificultades del futuro. Albert Hirschman, el célebre economista del desarrollo, se refiere a él como un vocero de la fracasomanía. La primera reforma agraria colombiana, la del gobierno de Alfonso López Pumarejo en los años 30, dice Hirschman, fue interpretada como un fracaso total, cuando en realidad había logrado cambios positivos. El fracasómano no acepta nada menos que la revolución y con la misma lógica con que niega los avances del pasado se opone a las reformas del presente, porque para él lo insuficiente es igual a lo deficiente. Por eso la solución a los problemas de la sociedad no consiste en mejorarla sino en crear otra.

Una de las grandes dificultades que tienen los gobiernos reformistas, como el de López Pumarejo en los años 30, es que tienen que luchar no solo contra los conservadores que se oponen a todo cambio, sino contra los fracasómanos que se oponen a toda mejora incompleta. Aquellos, los conservadores, que quieren que todo siga igual encuentran en estos, los fracasómanos, a unos aliados inesperados de su propia causa; sin quererlo, coadyuvan, en una especie de predicción autocumplida, a que las cosas sigan como están.

Lo curioso es que estos últimos parecen combinar, de manera selectiva, el pensamiento negativo y el positivo. Son extremadamente pesimistas para juzgar el presente y el pasado y son en exceso optimistas para juzgar el futuro que ellos proponen.

Tanto los voceros del pensamiento positivo como los del pensamiento negativo, en sus dos versiones, desconocen la complejidad del mundo: los primeros, por creer que todo es posible y los segundos, por creer que nada lo es o que lo sería si ellos estuvieran al mando.

Pero la verdad es que casi todo lo que ocurre en la realidad se encuentra en un espacio intermedio entre la desgracia y la gloria: un terreno complejo y difícil en el que si bien el progreso es posible, no deja de ser parcial e incierto.

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Mar(60274)24 de abril de 2021 - 09:43 p. m.
Hay que ser realista y saber cuando las cosas pueden mejorar y cuando no.
Sergio(3490)24 de abril de 2021 - 03:32 p. m.
Qué manera tan superficial de proponer una reflexión. Ignora toda la tradición sobre el tema, parte del vacío absoluto: ¿y Ciorán y Kundera y Hamlet y Tarkovsky y tantos más? Desde el título deja de lado la seriedad en los conceptos, al igual que la semana anterior. Se excusará con que el espacio de la columna no permite profundizar. Le recomiendo la columna de J. C. Londoño de hoy para su solució
Atenas(06773)24 de abril de 2021 - 02:52 p. m.
Otra muy amena e ilustrativa columna propósito de lo q', pa mí, es la esencia del devenir humano, la Actitud. Y cierto es lo anotado respecto de los bien llamados fracasómanos o simples pichados por el virus del negativismo. Y toda su retórica alude inevitable/ a un mero decir, pues visto es q' incapaces son de producir; claro, el verbo puede con todo. Deliciosos sofistas.
ERWIN(18151)24 de abril de 2021 - 01:43 p. m.
el optimismo o pesimimismo ,es una filosofia de vida .. al menos para mi ...es tu forma de ver,entender tu vida .. y me quedo con el optimismo ..la risa,la belleza,la musica .. trata de hacer bien .. pero no te dejes ...
  • Mar(60274)24 de abril de 2021 - 09:41 p. m.
    Ser opimista con realismo.
  • Win(76151)24 de abril de 2021 - 02:51 p. m.
    Nadie decide ser lo uno ni lo otro. Es la personalidad que se va formando con El Paso de la vida según si te aman, tus experiencias...y tu legado genético. Todo es azar!
Lorenzo(2045)24 de abril de 2021 - 12:08 p. m.
Libardo: es el título preciso para un relato posmoderno: "Los Muertos Leves". Aluda, o no, a "La insoportable levedad del ser", su observación dispensa la exacta ironía que le cabe al teórico dominio acotado por lo "positivo"&"negativo". Como las pompas de jabón de la serrateana canción: la existencia termina embalada y etiqueteada en maniqueas cosmovisiones, contenedoras óptimas de experiencia..
  • Lorenzo(2045)24 de abril de 2021 - 12:24 p. m.
    ...humana. Aun la tozuda muerte. Dos obras de arte zumban en la atmósfera de perplejidad reinante: "El séptimo sello", de Ingmar Berman; y la socorrida "La peste", de A. Camus. ¿Miradas 'positivas'?¿'negativas'? Presiento que Usted postula una ácida prueba a tan tajante disyuntiva: ante la levedad de la muerte dice la solemne oruga "Fácil, Alicia; decid adónde quieres ir y escoged el camino".
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